Famila Seleccion

La Selección que jugamos en familia

Hoy todo Paraguay late al ritmo del fútbol. La Albirroja salta a la cancha y millones de corazones se unen para alentarla. En cada hogar, en cada rincón del país, se vive la pasión y la esperanza de ver a nuestra selección lograr la ansiada clasificación al Mundial. La emoción se respira en las calles, en las plazas, en los colegios y en las familias que se preparan para vivir este momento histórico.

Pero, si lo pensamos bien, la vida familiar también es como un gran partido: cada día nos toca salir a la cancha de la vida y jugar en equipo. El matrimonio es la dupla titular, los hijos son jugadores que crecen y aprenden, y Dios es siempre nuestro Director Técnico, el que guía la estrategia, nos marca el camino y nos recuerda el verdadero sentido del juego.

En el fútbol, un equipo no puede depender de un solo jugador: todos cumplen un rol importante, desde el arquero hasta el delantero. En la familia pasa lo mismo. Cada uno tiene un papel irremplazable. El papá y la mamá lideran, los hijos colaboran, los abuelos alientan desde las tribunas de la experiencia. Y cuando todos cumplen su misión, la familia brilla como un verdadero equipo ganador.

La disciplina, el esfuerzo y la perseverancia son valores que la Selección paraguaya lleva en la sangre, y que también son esenciales en la vida familiar. No hay victorias fáciles: detrás de cada triunfo hay sacrificio, compromiso y entrenamiento constante. En el hogar sucede lo mismo: construir una familia unida requiere paciencia, diálogo, perdón, oración y, sobre todo, amor.

En un partido, cuando un jugador se cae, el equipo entero lo levanta. Cuando falta motivación, la hinchada anima con más fuerza. En la familia también necesitamos eso: acompañarnos en los momentos difíciles, sostenernos en la fe y alentarnos mutuamente para seguir adelante. Así como los futbolistas sienten el calor de la tribuna, los hijos y los matrimonios necesitan sentir el aliento de sus seres queridos para crecer con seguridad y esperanza.

Si hoy celebramos la clasificación de Paraguay al Mundial, recordemos que también podemos celebrar victorias cotidianas en nuestra vida familiar. Cada reconciliación después de una discusión, cada momento de oración en conjunto, cada mesa compartida, cada gesto de perdón o servicio, es un verdadero “gol” que fortalece la unidad del hogar.

Y así como los equipos nacionales se preparan durante años para un torneo internacional, en la familia también debemos entrenarnos para la vida. Los pequeños hábitos diarios —como escuchar con paciencia, rezar juntos o compartir responsabilidades— son los entrenamientos que nos permiten enfrentar los desafíos más grandes.

El Mundial nos entusiasma porque nos recuerda que los sueños son posibles cuando se juega con entrega y unidad. Pero la mayor copa que podemos alcanzar no está en una vitrina de trofeos, sino en el corazón de cada familia que vive unida en Cristo. Esa es la victoria que permanece para siempre.

Hoy alentamos con orgullo a nuestra Albirroja, pero al mismo tiempo recordamos que cada día jugamos otro partido mucho más importante: el de la unidad familiar. Que nuestro grito de aliento sea también una oración para que, como país y como familias, aprendamos siempre a jugar en equipo.

¡Vamos Paraguay! ¡Y vamos familias, que la vida también se gana en equipo!

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Característica esencial en el MFC: el trabajo en equipos

118. Es característica esencial en el MFC la integración y el trabajo en equipos, que serán expresión cada vez más auténtica de comunidad cristiana abierta y eficaz.

2.1 El Equipo Base

119. Un Equipo Base es un conjunto de familias que unen sus esfuerzos en forma coordinada para alcanzar, dentro de un clima de trabajo que todos propician y del cual todos disfrutan, un objetivo común.

2.2 El Equipo Diocesano

120. El Equipo Diocesano lo forma un grupo de matrimonios y un sacerdote asesor, responsables de fomentar, promover y dirigir el MFC en la diócesis. Su labor es eminentemente de servicio más que de autoridad; este servicio se traduce en ayuda y colaboración a los matrimonios del Movimiento, para que estos logren los objetivos propuestos por el MFC, y en ser centro de unidad y coordinación. Cuenta con matrimonios encargados de apostolados específicos para lograr, por medio del Movimiento, el servicio a la comunidad.

2.3 El Equipo Nacional

121. El Equipo Nacional lo forma un grupo de matrimonios y un sacerdote asesor, encargados de orientar, promover y dirigir el MFC en cada país. Su labor es principalmente de unificación y servicio. En el Equipo Nacional los Equipos Diocesanos se hacen uno. Debe servir de puente entre el SPLA y los Equipos Diocesanos.

2.4 El Equipo SPLA

122. Secretariado del Movimiento para Latinoamérica. Su labor es unificar el Movimiento en el continente, sirviendo a los Equipos Nacionales como orientador y promotor del Movimiento. Prepara los Encuentros Latinoamericanos del MFC y está en constante comunicación con todos los países.

2.5 El Equipo Zonal

123. Es el que integra el coordinador de la zona respectiva en que están agrupados los países de América Latina, a efecto de coordinar las actividades del SPLA en cada zona. El coordinador de cada una de las cinco zonas en que se agrupan los países del continente es integrante del SPLA y es nombrado por el presidente de este.

2.6 Asamblea General Latinoamericana (AGLA)

124. La forman los presidentes y asesores de los distintos países, junto con el SPLA. Sus recomendaciones, acuerdos y resoluciones deben ser seguidos por todo el Movimiento.

3. ENCUENTROS

125. El MFC celebra periódicamente encuentros a nivel Diocesano, Nacional, Zonal y Latinoamericano. Estos no serán eventos paralelos al trabajo del Movimiento, sino que se situarán como una revisión de los mismos y una reflexión en línea prospectiva.

4. MEDIOS DE FORMACIÓN

126. El Movimiento cuenta con algunos instrumentos y técnicas para servir a sus miembros y a la comunidad en orden a la:

  • santificación de la persona,
  • integración familiar y comunitaria,
  • realización del apostolado,
  • comprensión de la Iglesia y de la sociedad civil.

4.1 Algunos de estos medios son:

Temarios, retiros, cursos, encuentros, convivencias, celebraciones litúrgicas, documentos…

4.2 Medios de información:

Algunos de estos son: correspondencia, cartas informativas, boletines.

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