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Fin de Semana de Gracia, Formación y Comunión en el MFC

“Familias en Cristo, al servicio de las familias”

Este primer fin de semana de julio fue un verdadero regalo de Dios para muchas comunidades del Movimiento Familiar Cristiano en diversas diócesis del país. Con una intensa agenda de actividades, retiros, cursos y encuentros, vivimos días llenos de espiritualidad, formación y fraternidad, donde el Espíritu Santo se hizo presente en cada corazón abierto a la gracia.
“Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mateo 18, 20)


Retiro de Kerygma – Base San Lorenzo Caaguazú

El sábado y domingo se llevó a cabo el Retiro de Kerygma en la Casa de Retiros Jesús Misericordioso, organizado por la Base San Lorenzo de Caaguazú. Fueron dos días de profunda oración, reflexión y alegría compartida en comunidad.

Agradecemos de corazón a los matrimonios participantes, así como a los matrimonios servidores que con generosidad ofrecieron su tiempo, amor y servicio a los demás. Damos gracias a Dios por cada corazón tocado y renovado. Sigamos caminando juntos, anunciando la Buena Nueva.
“¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!” (1 Corintios 9, 16)


Segundo Momento de Matrimonio Joven – Base María Auxiliadora de Minga Guazú

En la Casa de Retiro Padre Pedro Richards, de la Diócesis de Ciudad del Este, se vivió un encuentro muy especial: el Segundo Momento de Matrimonio Joven, con la participación de matrimonios de la Base María Auxiliadora de Minga Guazú.

Fueron jornadas de compartir, orar, reflexionar y renovar el amor en pareja, siempre de la mano de Dios. Gracias a cada matrimonio joven por decir “sí” a este tiempo de crecimiento y a los servidores que entregaron su tiempo y corazón para hacerlo posible. Un fin de semana para fortalecer el “sí” de cada día.
“El amor es paciente, es servicial… todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1 Corintios 13, 4-7)


Jornada de Pesca Juvenil – Base Villa Hayes

La alegría y el espíritu misionero se hicieron sentir con fuerza este domingo 6 de julio durante la Segunda Jornada de Pesca Juvenil de la Base Villa Hayes. Fue un espacio lleno de amistad, fe y compromiso, donde nuestros jóvenes fortalecieron sus vínculos y renovaron su deseo de ser pescadores de jóvenes para Cristo.
“Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres.” (Marcos 1, 17)

Agradecemos a cada joven, a sus familias y a los matrimonios servidores que hicieron posible este hermoso momento de encuentro. Construyamos juntos una juventud viva, alegre y comprometida con el Evangelio.
“Nadie te menosprecie por ser joven; al contrario, sé ejemplo para los creyentes.” (1 Timoteo 4, 12)


16º Encuentro Conyugal – Base Parroquial San Estanislao

En la Diócesis en Formación de San Pedro, la Base Parroquial San Estanislao organizó con mucho amor su 16º Encuentro Conyugal. Damos gracias a Dios por cada matrimonio que aceptó esta invitación a crecer y fortalecerse, y por los servidores que, una vez más, demostraron su entrega y compromiso con la misión. Dios bendiga su sí generoso.
“Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.” (Mateo 19, 6)


Formación Continua para Servir Mejor

También queremos destacar que durante estos días se desarrollaron varios cursos de formación en distintas diócesis donde el MFC tiene presencia. Algunas de las temáticas abordadas fueron:

  • Curso de Administración del Tiempo
  • Curso de Metodología y Coordinación de Promotores
  • Liturgia Eucarística
  • Curso de Nociones Básicas de la Biblia
  • Curso de Ser y Hacer del Equipo Coordinador de Base
  • Y otras instancias formativas que fortalecen nuestra misión

Gracias a todos los matrimonios que se animan a formarse para servir mejor, ayudando a otros matrimonios a crecer en la fe y en la vida familiar.
“Estén siempre dispuestos a dar razón de su esperanza a todo el que se la pida.” (1 Pedro 3, 15)


Sigamos Caminando Juntos

Este fin de semana fue una hermosa muestra de que cuando las familias se abren a Dios y a la comunidad, suceden cosas grandes. Agradecemos a todos los que participaron, sirvieron, animaron y apoyaron cada una de estas actividades.

El MFC Paraguay sigue vivo, en camino, y con el corazón dispuesto a evangelizar.
“Familias en Cristo, al servicio de las familias”

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Espiritualidad Conyugal e Iglesia Doméstica

I. ESPIRITUALIDAD CONYUGAL

1. Familia y Sagrada Escritura

23. El matrimonio y su consecuencia, la familia, son, ante todo, una realidad humana, condicionada por la realidad histórica y cultural en que están envueltas.

24. En el Antiguo Testamento, el matrimonio fue uno de los medios usados por el Señor para revelar la alianza de amor entre Él y su pueblo. Algunos profetas explicaron esta alianza con el ejemplo del amor nupcial e hicieron de la dinámica esposo-esposa, la figura de la relación del Señor con el pueblo de Israel. Esta relación, basada en la fidelidad constante del Señor, fue vivida por el pueblo escogido en su contexto histórico, con las limitaciones provocadas por factores globales (históricos, políticos, socioeconómicos y culturales) y por factores inherentes al propio hombre: dudas, avances y retrocesos, aceptación y rechazo, disponibilidad y desconfianza, entrega y traición.

25. En los primeros tiempos de la Iglesia, los judíos recién convertidos continuaban respetando las costumbres semitas en relación al matrimonio, mientras los gentiles convertidos, aceptaban la legislación y costumbres grecorromanas.

26. Basándose en el Antiguo Testamento, San Pablo coloca la vivencia conyugal dentro del contexto de la salvación y del misterio de Cristo y dice que esta realidad humana es “un gran misterio”, que tiene como punto de referencia la relación de Cristo con su Iglesia (Ef. 5,32).

2. Doble perspectiva: realidad humana y sacramento

27. Asimismo, en la carta a los Corintios, escribiendo sobre el casamiento de los cristianos, dice “Aquel que se case, cásese en el Señor”. Lo cual significa asumir la realidad vivencial a la luz del Evangelio, con todas sus perspectivas y exigencias.

28. El amor conyugal, que hace de los dos una sola carne como Cristo y su Iglesia, sin perder nada de su autenticidad humana, se transforma en signo y testimonio, portador real y eficaz del amor salvador de Cristo por su Iglesia. Por eso, el amor conyugal vivido por los cristianos, en cualquier contexto sociológico y cultural, es sacramento, signo transmisor del amor que lo trasciende y en él se realiza.

29. Esta doble perspectiva del matrimonio, que es una realidad humana y a la vez sacramento-misterio de salvación, no ha sido siempre comprendida a través de la historia. En la catequesis, en la teología del matrimonio y en la propia moral conyugal se ha marcado, muchas veces, uno solo de estos aspectos.

30. No comprendemos fácilmente cómo una realidad que por ser humana es relativa e imperfecta, puede ser, al mismo tiempo, un sacramento de salvación y por tanto permanente y perfecto. Por esto situamos, muchas veces, su dimensión sacramental en una línea conceptual desvinculada e independiente de la realidad de vida y asumida día a día por los cónyuges.

31. El Sacramento no santifica las formas sociales y culturales del matrimonio, sino la interrelación personal, que en cada pareja se vive y expresa en forma diferente.

32. Para la vivencia de la espiritualidad conyugal, es necesario profundizar el amor humano entre hombre y mujer, con todas sus implicaciones, como el MFC lo ha hecho desde su fundación. Este amor, que puede ser analizado en sus diversos aspectos (sexualidad, amistad, socialización), forma un todo, una realidad integral.

33. La sexualidad, atracción por el otro sexo, es un don específico del Señor, que hace clamar al hombre de todos los tiempos “Esto sí es carne de mi carne y huesos de mis huesos”, constituye un vehículo fundamental de comunicación entre el hombre y la mujer. Pero por un concepto dualista de la naturaleza, se pueden llegar a dos extremos: o una desfiguración angelista que toma la sexualidad solamente como instrumento para la procreación o a una concepción exclusivamente erótica y materialista, que hace de la sexualidad solo un instrumento de placer.

La atracción de la sexualidad va encaminada a la comunicación, donación, aceptación, complementariedad y amistad conyugal de dos seres humanos, que alcanzan su máxima expresión en el hijo y debe ser recolocada en su lugar verdadero y fundamental dentro de la naturaleza humana.

La sexualidad no es una dimensión parcial del hombre; no es simplemente biológica, ni puede reducirse tampoco al encuentro del acto conyugal. El hombre, varón y mujer, es siempre un ser sexuado y por esto la sexualidad ha de tomarse en relación a toda la persona, en sus dimensiones de: corporeidad, intimidad, relación con el otro y consigo mismo, comunicación, creación, construcción de la sociedad. Esta, así entendida, eleva al ser humano en toda su integridad de persona y sitúa a hombre y mujer en un proceso de liberación en el que conjuntamente afrontan los interrogantes que plantean la afectividad, el amor, la vida, el Sacramento. El placer, dentro de la esencia constitutiva de la sexualidad, escapa a muchos cristianos como consecuencia de ideas adversas y de una catequesis en la que no se la valoraba positivamente; este debe ser entendido en su totalidad, como un elemento bueno y deseable que expresa y celebra el placer de la unión conyugal. Así el acto conyugal marcado por la afectividad, la unidad, la entrega, la alegría de vivir unidos, el placer de estar juntos en la vida en común, la comunicación, la interrelación personal es una celebración de todas las realidades del amor de hombre y mujer, en una dimensión profunda del matrimonio sacramentado. Dada la realidad en que ha venido utilizándose la mujer para satisfacer los instintos del hombre, debe destacarse el valor y dignidad humana de ambos, en una nueva formulación de la sexualidad, en toda su amplitud, como expresión de plenitud y de entrega, pero que también puede convertirse en instrumento de poder, de dominación y de manifestación de egoísmo.

3. Expresión social del matrimonio

34. El amor del hombre y la mujer no es un fenómeno que afecta exclusivamente a los dos, sino a toda la sociedad. En consecuencia, en todas las épocas y culturas la unión conyugal ha sido y es un hecho social.

35. Si el amor conyugal es manifestación y presencia del amor del Señor a su Iglesia, cada matrimonio cristiano debe saber descubrir en cada una de las facetas de su vida los valores que la trascienden, para hacer de ellos camino y expresión de su espiritualidad: de tal forma que en la manifestación de entrega de una persona a otra a pesar de su limitación e inseguridad ante el futuro se dé la señal de entrega definitiva y sin reservas al totalmente otro, a Dios.

36. En el matrimonio cristiano es fundamental una manifestación externa y pública de los dos, que se ofrecen como testigos del amor de Cristo a su Iglesia, y de la comunidad que los recibe y apoya en este nuevo compromiso eclesial y humano.

37. El amor de los esposos es un amor existencial y dinámico, no conceptual y estático, que se va construyendo a lo largo de los años, de los días y de las horas, en la dinámica de la interrelación personal y familiar. Y esta dinámica amorosa, constituida de totalidad y limitaciones; del sí, del no, del tal vez; de riqueza y pobreza; de fidelidad y de faltas, es una señal testimonio portador real y eficaz (sacramento), del misterio de la salvación del Señor. Como la Iglesia, Sacramento de Cristo, sana y necesitada de purificación, el matrimonio camina entre la gracia y el pecado, entre la limitación y la plenitud, ansiosamente perseguida, pero nunca alcanzada, manifestando en diversos grados y formas su valor trascendente.

38. El matrimonio de los esposos cristianos, legítimamente constituido, no siempre manifiesta claramente el misterio de Cristo y su Iglesia, que es amor fiel, fecundo hasta la muerte “y muerte de Cruz”. También puede ocurrir que el amor de los cónyuges cuya unión no está legítimamente establecida, sea una manifestación de la bondad del Señor, cuando en ellos “hay valores de unidad, fidelidad y responsabilidad” (Puebla N° 578).

Esto implica un fuerte llamado del Señor y de la comunidad para todo matrimonio cristiano, a una vivencia más plena de su amor, y al mismo tiempo, a una comprensión de todas las demás parejas que viven el amor conyugal.

4. Factores globales que condicionan a la familia

39. Igualmente, el matrimonio (amor humano y sacramento de salvación) permanece condicionado por factores globales (culturales, sociales, políticos y económicos), adquiriendo expresiones y tipos diversos de familia.

40. El sacramento no está ligado a una forma determinada de familia, de tal manera que podamos llamarla “familia cristiana”, sino a la propia dinámica del amor, donación y aceptación mutua.

41. Los factores globales condicionantes, aunque a veces han sido enriquecedores, como es el descubrimiento más profundo de la psicología del ser humano y la naturaleza de la sexualidad, son en nuestra sociedad muchas veces opresores y empobrecedores, como los que enumeran los obispos en el documento de Puebla. Estos son los retos a los que permanentemente tienen que responder cada matrimonio y el MFC, como institución en su misión de hacer posible la vivencia conyugal más plena.

5. Nuevos caminos pastorales

42. Los caminos pastorales, asumidos hoy por la Iglesia y por el MFC como Movimiento de Laicos, deben ayudar a las familias a descubrir que la vivencia del Sacramento del Matrimonio no supone la existencia de familias idealmente perfectas. Supone, eso sí, la existencia de auténticas familias humanas, dispuestas a dar al amor que une a sus miembros, la amplitud de la dimensión sacramental: que es “señal” del amor salvífico del Señor, en el contexto concreto en que está envuelta.

Por esto los caminos pastorales buscarán:

a. Colocar las familias dentro del actual proceso de evolución global o cultural que hoy las debilita y las sitúa.

b. Llevarlas a revisar constantemente este proceso, actualizándolo y criticándolo delante de los siguientes puntos de referencia:

  • Aspiraciones fundamentales de los esposos y de sus familias.
  • Aspiraciones y llamadas del mundo de hoy.
  • Exigencias evangélicas.

43. Estas exigencias evangélicas, fundamentadas en el mandamiento del amor, tienen una respuesta concreta para cada pareja, por el hecho de ser señal y presencia del amor de Cristo a su Iglesia, que es una entrega total, con una fidelidad dinámica que lo hace crecer cada día y, por tanto, tiene como consecuencia ser un amor para siempre. Nadie tiene mayor amor que aquel que da su vida por el amigo.

II. FAMILIA: IGLESIA DOMÉSTICA

1. Familia: Iglesia Doméstica al interior de sí misma

44. La familia “ha merecido muy bien, en los diferentes momentos de la historia y en el Concilio Vaticano II, el hermoso nombre de Iglesia Doméstica. Esto significa que en cada familia cristiana deberían reflejarse los diversos aspectos de la Iglesia entera” (E.N. 71), lo cual supone la vivencia familiar de la fe, la esperanza y el amor, que se han de expresar entre otras formas, en la liturgia familiar, en la comunión y participación y en la reconciliación.

45. En la familia cristiana encuentran su pleno desarrollo cuatro relaciones fundamentales de la persona humana: “paternidad, filiación, hermandad, nupcialidad”. Estas mismas cuatro relaciones componen la vida de la Iglesia: experiencia de Dios como Padre, experiencia de Cristo como hermano, experiencia de ser hijos en, con y por el Hijo, experiencia en Cristo como esposo de la Iglesia. La vida en familia produce y participa en pequeño estas cuatro experiencias fundamentales; cuatro rostros del amor humano” (Puebla 583). Porque “La familia es imagen de Dios, que en su misterio más íntimo no es soledad, sino una familia. Es una alianza de personas a la que se llega por vocación amorosa del Padre, que invita a los esposos a una íntima comunidad de vida y de amor” (Puebla 582). Lo anterior manifiesta la importancia de la espiritualidad conyugal para la Iglesia Doméstica, que hunde sus raíces en el misterio trinitario.

46. En la trama de la existencia familiar se dan a la vez luces y sombras, dolores y gozos, fracasos y esperanzas, que son participación de la familia en el misterio pascual de Cristo, misterio de Muerte y Resurrección.

2. Familia Iglesia Doméstica como evangelizadora

47. La familia, Iglesia Doméstica, se va haciendo evangelizadora tanto dentro de ella como hacia la comunidad, anunciando la Buena Nueva a través del testimonio, la proclamación explícita del mensaje de Jesús, en unión con la Iglesia, y como partícipes en la construcción del Reino (E.N. 21, 22, 23, 24).

48. “La familia, al igual que la Iglesia, debe ser un espacio donde el Evangelio es transmitido y desde donde este se irradia” (E.N. 71).

49. Para la realización de la persona es fundamental que al interior de la familia cada uno dé, a través de su amor, la Buena Nueva del amor de Dios como mensaje de salvación. “Dentro pues de la familia… todos los miembros de la misma evangelizan y son evangelizados. Los padres no solo comunican a los hijos el Evangelio, sino que pueden, a su vez, recibir de ellos este mismo Evangelio profundamente vivido” (E.N. 71).

50. Hacia la comunidad, la familia, como Iglesia Doméstica, está llamada a ser evangelizadora, profética y liberadora (Cfr. Puebla 591).

51. La familia no podrá transmitir la fe si esta no está arraigada en lo profundo e identificada con la vida, para poder proponerla en un diálogo abierto al mundo y a su momento histórico, insertándose en los acontecimientos y comprometiéndose con el hombre y su historia.

52. La familia, Iglesia Doméstica, responde “aquí y ahora” a la interpelación del Señor. Para ello debe escrutar los signos de los tiempos y conocer la realidad en que vivimos y viven nuestros hermanos, concientizándose de la situación de injusticia de todo orden (religioso, social, cultural, económico y político) con el fin de anunciar en esta realidad la salvación de Cristo, y denunciar todo aquello que va contra la dignidad de la persona humana: “¿cómo proclamar el mandamiento nuevo, sin promover, mediante la justicia y la paz, el verdadero, el auténtico crecimiento del hombre?” (E.N. 31).

3. El MFC, medio eficaz para vivir Iglesia Doméstica

53. El MFC busca ser medio eficaz para que la familia vaya entendiendo lo que significa la espiritualidad conyugal y la Iglesia Doméstica, capacitándola para que viva esta espiritualidad entre sus miembros, y también con otras familias, con el fin de que puedan servir a la misión que toda Iglesia tiene que realizar (Cfr. A.A. 19).

Con este fin se procura:

  • Buscar medios para que se viva la espiritualidad conyugal.
  • Tratar de que sus miembros logren una vida integral en la que se rompa el dualismo: fe y vida.
  • Hacer conscientes a sus miembros de lo que significa que la familia es Iglesia Doméstica, donde se vive el vínculo del amor, de comunidad y vida, de fe y de oración, de testimonio y compromiso.
  • Encontrar medios para que la familia, Iglesia Doméstica, no sea una isla sino que debe integrarse a otras familias, para vivir una auténtica vida de comunidad cristiana, con el fin de obtener elementos para ser fermento en comunidad.

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El “Sí, quiero” que resonó en casi 100 corazones

El “Sí, quiero” que resonó en casi 100 corazones: Una mañana de promesas y sueños cumplidos
Este sábado no fue un sábado cualquiera en la parroquia San Antonio de Padua, Departamento Central.

Fue un día donde el amor, la fe y la perseverancia se dieron cita para una celebración que nos llenó el corazón, 90 parejas dieron el “sí, quiero” en una emotiva ceremonia religiosa, uniendo sus vidas y sellando un compromiso ante Dios y sus seres queridos.


Más que una boda masiva: Historias de amor que esperaron su momento.
Imagina esperar 13 años para cumplir un sueño. Algunas de las 90 parejas que se casaron en la Parroquia San Antonio de Padua lo hicieron. Trece años de convivencia, de construir un hogar, de formar una familia, aguardando el momento perfecto para recibir la bendición de este sacramento tan significativo. Este no fue un evento más; fue la culminación de años de anhelos, de paciencia y de una fe inquebrantable. Cada pareja traía consigo una historia única de amor y dedicación, haciendo de cada unión un testimonio conmovedor.


Un sueño hecho realidad gracias a la Fundación Santa Librada y el MFC
Este día tan especial fue posible gracias al incansable trabajo de la Fundación Santa Librada, en alianza con el Movimiento Familiar Cristiano (MFC). Es increíble pensar que la Fundación Santa Librada ya ha unido a 4.025 parejas a través de su Programa Sagrada Familia. Víctor Centurión, gerente de proyectos de la Fundación Santa Librada, nos compartió la inmensa alegría de esta pastoral familiar.


Carlos Moreira, del Departamento Misionero del MFC, reveló que este evento fue un sueño gestado durante dos años. Y la alegría se notaba en cada rostro, en cada abrazo. Porque detrás de esta gran celebración hay un año de preparación, de acompañamiento del MFC, donde cada pareja se fortaleció en su compromiso, entendiendo la profundidad de lo que significa unirse en matrimonio.

El sacerdote de la parroquia compartió un dato revelador: en su comunidad, solo habían celebrado siete matrimonios en un año. Esta ceremonia multitudinaria es un faro de esperanza y un claro indicio de la sed de compromiso y fe que existe. La buena noticia no termina aquí: ¡la Fundación y el MFC planean realizar bodas semanalmente hasta junio del próximo año!


Y la lista de espera es impresionante: hay 2.800 parejas más que actualmente se están preparando, durante un año, para recibir este mismo sacramento. Esto es un testimonio del impacto transformador de estos programas, que no solo unen a las personas, sino que fortalecen el tejido social y espiritual de nuestras comunidades.


Este sábado fue un recordatorio poderoso de que el amor verdadero, la fe y el compromiso tienen el poder de transformar vidas y comunidades enteras. ¡Felicidades a todas las parejas!

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Taller de Actualización de Kerygma

Primer Módulo del Taller de Kerygma – MFC Paraguay
31 Mayo – 1 Junio 2025

Primer Módulo del Taller de Kerygma

Escuela MFC PY – Área Predicadores

📍 Casa de Retiro San Rafael – Congregación Verbo Divino

Una experiencia transformadora

El fin de semana del 31 de mayo y 1 de junio de 2025 marcó un hito importante en la formación de nuestros predicadores del Movimiento Familiar Cristiano de Paraguay. En la serena Casa de Retiro San Rafael de la Congregación Verbo Divino – Arquidiócesis, se llevó a cabo el primer módulo del Taller de Actualización de Kerygma, dando inicio a un proceso formativo que promete profundizar la capacidad evangelizadora de nuestros hermanos predicadores.

🎯 Objetivo del primer módulo

Este encuentro inicial tuvo como propósito establecer las bases sólidas para la actualización del mensaje kerygmático, proporcionando a los participantes las herramientas necesarias para una predicación más efectiva y contextualizada en nuestros tiempos.

🎓 Actividades desarrolladas

📖 Profundización teológica

Estudio intensivo del mensaje esencial del Kerygma cristiano y su relevancia en la evangelización familiar contemporánea.

🔄 Actualización metodológica

Renovación de conocimientos y técnicas de predicación adaptadas a los desafíos pastorales actuales.

💬 Intercambio fraterno

Espacios de diálogo para compartir experiencias, testimonios de fe y mejores prácticas en el ministerio de la predicación.

🤲 Fortalecimiento comunitario

Actividades diseñadas para fortalecer los lazos de comunión y colaboración entre los predicadores del movimiento.

🔥 Renovación del compromiso

Momentos de oración y reflexión para reavivar la pasión evangelizadora y el compromiso con las familias.

🙏 Dimensión espiritual

Celebraciones eucarísticas, adoración al Santísimo y momentos de oración personal y comunitaria.

🏡 El ambiente propicio

La Casa de Retiro San Rafael proporcionó el marco perfecto para este encuentro formativo. Su ambiente de recogimiento y paz, rodeado de la naturaleza y con espacios diseñados para la oración y la reflexión, permitió que cada participante pudiera abrirse plenamente a la acción transformadora del Espíritu Santo.

🌟 Testimonios de los participantes

“Este primer módulo nos ha recordado la belleza y la urgencia del mensaje kerygmático. Nos vamos renovados y con herramientas concretas para ser mejores predicadores en nuestras comunidades.”

– Participante del taller

Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio a toda criatura

Marcos 16,15

📈 Proyección y continuidad

Este primer módulo representa solo el comienzo de un proceso formativo integral. Los participantes han demostrado un entusiasmo y compromiso que augura excelentes frutos para los próximos encuentros. El programa completo está diseñado para proporcionar una formación progresiva y sistemática que responda a las necesidades pastorales actuales.

🗓️ Próximos módulos

La Escuela MFC PY del Área Predicadores continuará con los siguientes módulos del taller, manteniendo la misma calidad formativa y el ambiente de fraternidad que caracterizó este primer encuentro. Las fechas se anunciarán próximamente.

💙 Agradecimientos

Expresamos nuestra profunda gratitud a todos los facilitadores, organizadores y participantes que hicieron posible este primer módulo. Su dedicación, entusiasmo y apertura son testimonio vivo del amor de Cristo que nos impulsa a seguir predicando la Buena Nueva en nuestras familias y comunidades.

Facilitadores Organizadores Participantes Casa San Rafael Congregación Verbo Divino

🌟 Oración final

Que el Señor continúe bendiciendo abundantemente el ministerio de nuestros predicadores y que el fruto de este primer encuentro se multiplique en cada hogar y corazón que toquen con su testimonio, mientras esperamos con expectativa los próximos módulos de formación.

🚀 ¡El camino continúa!

Este es solo el primer paso de un hermoso camino de formación. Te invitamos a seguir acompañándonos en los próximos módulos y a ser parte de esta renovación evangelizadora.

¡Que viva Cristo Rey!

¡Que viva la Virgen de Caacupé!

Movimiento Familiar Cristiano – Paraguay

Área Predicadores – Escuela MFC PY

Junio 2025 | Casa de Retiro San Rafael – Congregación Verbo Divino

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La solidaridad en el MFC

La solidaridad es una virtud cristiana, la cual debemos aplicar en todos los actos de nuestra vida diaria. En el Evangelio observamos una total identificación entre Jesús y el pobre (Mt 25, 31-46). La solidaridad como valor fundamental de las personas ha estado presente desde el inicio de la Doctrina Social de la Iglesia (Encíclica Rerum Novarum del Papa León XIII en 1891) y ha logrado su máximo desarrollo en la encíclica Sollicitudo Rei Socialis (1987) de Juan Pablo II con la cual celebró los 20 años de Populorum Progressio (1967) de Pablo VI. En su encíclica, Juan Pablo II propone un nuevo sistema de valores basados en la solidaridad como actitud propia del que se siente responsable de los demás y nunca en competencia con ellos.

1. SOLIDARIDAD EN EL MFC

El MFC, a lo largo de medio siglo de apostolado familiar y en completa sintonía con la Iglesia Latinoamericana (Medellín, Puebla y Santo Domingo), ha asumido “el compromiso con la liberación y promoción integral del hombre que exige una doble acción: profética y liberadora, en una opción de preferencia y solidaridad con los pobres” (SuSuSu # 163) y esto se refleja en su opción pedagógica y en su proceso de formación.

La situación económica, social, política y cultural existente en toda la región latinoamericana que hemos visto explicitada en otros capítulos de este Complemento está afectando negativamente la célula básica de la sociedad, lo cual nos indica claramente que nuestra misión de evangelización de las familias debe incrementarse, no disminuir.

En el MFC la familia no es solo objeto de su acción pastoral, sino que también es agente de la misma. (SuSuSu #150) Por eso, al ingresar al MFC, la familia inicia un proceso de conversión que debe llevarla a actitudes concretas y a acciones apostólicas. En otras palabras, la familia se solidariza con la causa de Jesús, la construcción del Reino de Dios, que es la causa del MFC. Esta solidaridad implica no solo el compromiso social con nuestros hermanos más necesitados y la transformación de la realidad circundante, sino el compromiso con nuestro Movimiento que necesita del aporte voluntario y generoso de todos sus miembros para sostener su acción permanente a favor de las familias.

2. COMPROMISO DE SERVICIO

Dios nos regala a cada persona una serie de dones para que los desarrollemos y pongamos al servicio de los demás. “Que cada uno sirva a sus hermanos, según la capacidad que Dios le ha dado, como buen administrador de los varios dones de Dios” (1 Pe 4, 10). Tenemos dones o bienes materiales como el dinero y bienes humanos como la inteligencia, los conocimientos, tiempo y capacidad. Para poder cumplir con su objetivo de servir a la familia trabajando en su evangelización, el MFC ofrece a todos sus miembros la oportunidad de formarse en la acción para compartir con los demás su tiempo, sus capacidades y sus talentos. Servir es aprender a dar y recibir, es aprender a hablar y escuchar. Es aprender a ser solidarios sin crear dependencia. Servir en el MFC es seguir a Jesús. “A imitación del Hijo del Hombre, que no vino para que lo sirvan, sino a servir” (Mt 20, 28).

En toda organización como en el MFC es imprescindible el relevo generacional en sus estructuras y en los servicios que presta. Hay que recordar que “la mies es mucha y los obreros pocos” (Mt 9, 37). Es el Señor que nos llama a trabajar por su Reino.

3. USO CRISTIANO DE LOS BIENES MATERIALES

En el MFC, el proceso de transformación que se opera en las personas debe llevarnos a ser HOMBRES Y MUJERES NUEVOS (SuSuSu # 146). Como en las primeras comunidades cristianas “donde no había ningún necesitado” (Hch 4, 34), en el MFC aspiramos a que, mediante aportes voluntarios y generosos de los miembros, se logren los recursos suficientes para cubrir las necesidades del Movimiento a todos los niveles (equipo base, zona, diócesis, país, SPLA) de manera que la falta de recursos no sea un obstáculo para llevar la Buena Noticia a todos los rincones del continente latinoamericano.

Lo que cada miembro pueda ofrecer con amor, no importa si es poco, si lo ofrece con el sacrificio de sus propias necesidades, y no de lo que le sobra, su aporte será tan valioso como el de los demás (Lc 21, 1-4). Al administrar el dinero de todos, el MFC actúa como “nivelador” y signo de justicia. Cada quien aporta según sus posibilidades pero todos reciben las mismas atenciones y calidad de servicio (Preinscripción, MFC México).

La característica más esencial del MFC es su unidad latinoamericana, siendo uno en su estructura y en sus objetivos (SuSuSu # 69). Por eso, El MFC Su Ser, Su Vida y Su Acción (#122) establece que “en los gastos del SPLA serán corresponsables los Equipos Nacionales, o sea, todos los miembros del MFC en Latinoamérica”.

4. EXIGENCIAS DEL COMPARTIR

El poner en común los bienes requiere, además de espíritu desprendido y solidario, cualidades de responsabilidad y de organización (comentario 758 Biblia Latinoamericana). Para poder realizar nuestra labor apostólica eficazmente, es recomendable que a todos los niveles del MFC se preparen y den a conocer los planes de trabajo y que se presenten con regularidad informes sobre su desarrollo y el uso de los bienes materiales.

La solidaridad vivida como exigencia del Evangelio nos lleva, a través de nuestras obras, a ser coherentes con lo que decimos y hacemos, ayudando a que todos se sientan colaboradores en la búsqueda del bien común y en la construcción del Reino.

LIBRO SUSUSU

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Las Necesidades de la Familia como Transmisora de la Fe

La Familia como Transmisora de la Fe – Blog

Las Necesidades de la Familia como Transmisora de la Fe

Reflexiones sobre la evangelización, educación y espiritualidad familiar en el mundo contemporáneo

📖
Evangelización de la Familia

En el mundo actual, la familia enfrenta desafíos únicos en su misión evangelizadora. Los cambios sociales y culturales han creado nuevas necesidades que requieren una aproximación renovada al mensaje del amor y la salvación.

Desafíos principales: Las dificultades para transmitir el mensaje de amor-salvación tanto dentro del núcleo familiar como hacia una sociedad marcada por el pecado, la injusticia y la opresión.

Finalizando el siglo XX, impregnado de materialismo, el ser humano busca espacios que llenen sus vacíos existenciales. Como consecuencia, se observa la expansión de sectas, espiritismo y devociones populares que prometen soluciones rápidas sin mayor esfuerzo.

La nueva evangelización ofrece nuevos instrumentos para presentar, encarnar, vivir y proclamar la Palabra de Dios, constituyendo un desafío para las familias modernas.

🎓
Educación de la Fe

La desaparición de la llamada “era de cristiandad” ha generado necesidades específicas en la educación de la fe. Las familias deben educar para que la fe sea una opción libre, personal y consciente.

Las familias enfrentan la realidad de no poder transmitir la fe de la misma manera como la recibieron, especialmente cuando esta no está arraigada en la vida y comprometida con el ser humano.

Desafío central: La sacramentalización sin evangelización, vivida especialmente en un continente con inquietudes religiosas, pero cuya fe es en general superficial y aún supersticiosa.

👥
Tipos de Cristianos en América Latina

La renovación iniciada con el Vaticano II, Medellín y Puebla ha generado diversos tipos de respuesta cristiana en nuestro continente:

Religiosidad Popular

Responde tradicionalmente a costumbres lugareñas, a veces con elementos sincréticos de culturas indígenas y afro.

Conservadores

Buscan recuperar espacios ante la pérdida de valores considerados fundamentales.

Tradicionalistas

Mantienen una línea verticalista, apegados estrictamente a la jerarquía.

Comprometidos

Se esfuerzan por encarnar el Evangelio en la cultura popular y hacer realidad la opción por los pobres.

Clericalistas

Su compromiso se centra en apoyar al sacerdote, convirtiéndose en “ayudantes del cura”.

Buscadores

Desean profundizar su fe compartiendo experiencias de vida en grupos y comunidades.

La Iglesia Doméstica

En un mundo de cambios rápidos, la familia necesita revalorizar su misión como Iglesia Doméstica, constituyendo un punto de apoyo, oración y apostolado para ser una célula viva de la Iglesia.

La familia cristiana es “Iglesia Doméstica”, primera comunidad evangelizadora. Es necesario hacer de la pastoral familiar una prioridad básica, sentida, real y operante.

El Movimiento Familiar Cristiano (MFC) ha sido pionero en promover el apostolado familiar y la espiritualidad conyugal, adelantándose al reconocimiento oficial de la familia como “Iglesia Doméstica”.

Espiritualidad Encarnada

La espiritualidad no es solo una parte de la vida, sino una vida entera guiada por el Espíritu de Jesús. No se aparta de la vida cotidiana ni de las ocupaciones, profesiones u oficios.

Características de la espiritualidad encarnada:
  • Contempla la Gloria de Dios en cada persona, en la historia y en la creación
  • Asume la cultura, la historia y el lugar geográfico
  • Transforma los elementos negativos en vida nueva
  • Realiza signos de salvación y santidad en la condición humana

Esta espiritualidad integrada contempla las dimensiones humanas: corporeidad, afectividad, emociones, racionalidad, creatividad y sociabilidad, sin evadir la historia ni la responsabilidad hacia los necesitados.

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La Familia y la Espiritualidad

La experiencia familiar embebida de esta espiritualidad es rica en vivencias y relaciones igualitarias, promotoras del respeto a la dignidad y las diferencias. Posibilita un diálogo real y la participación de todos los integrantes.

Los laicos, hombres y mujeres, deben hacer del hogar, de la cátedra, del centro laboral el verdadero altar de la vida, testimoniando con la propia vida y dando a conocer el rostro de Dios-Amor.

Esta espiritualidad vivida permite ser protagonistas de una historia en construcción junto a otros cristianos y no cristianos, construyendo condiciones más humanas en este mundo y globalizando la esperanza y la solidaridad.

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Campo de Acción del MFC en la Pastoral

Movimiento Familiar Cristiano en América Latina

2. CAMPO DE ACCIÓN EN LA PASTORAL

La necesidad de la organización dentro de la Iglesia de una Pastoral Familiar, surge en América Latina, gracias al impulso y los aportes del MFC, por lo que es de rigor que el MFC permanezca integrado en la Pastoral de Conjunto. Debe intensificarse el esfuerzo del MFC por promover las vocaciones religiosas latinoamericanas, tanto misionales como laicales.

El MFC Latinoamericano tiene bien definidos sus objetivos, carisma, mística, su vida, su ser y su acción en “EL MFC, SU SER, SU VIDA Y SU ACCIÓN”, asumido por la X AGLA en 1979 y editado en 1980. Sin embargo, por los grandes cambios del mundo en que estamos inmersos, creemos oportuna una puesta al día en su accionar.

Es decir, las condiciones de dentro y fuera de la familia hacen que el MFC, como Movimiento que es, se mantenga actualizado a través de su historia para ser fiel a las necesidades de la familia y de la Iglesia en su acción evangelizadora, y ser así respuesta a los desafíos que nos plantean los nuevos signos de los tiempos, cumpliendo su misión profética.

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El campo de acción del MFC es la familia. Esta es una realidad viva y, por tanto, cambiante; es sujeto de todas las influencias y cambios de la sociedad; es nuestro primer campo de acción donde, con criterio amplio, abierto, lleno de fe y comprensión, debemos llevar nuestro mensaje de educación en el amor.

2.1. Esta acción se dirige al interior de la familia:

  • Ayudando a los cónyuges a vivir el amor.
  • Ayudando a los padres e hijos a vivir la familia
  • Preparando a sus miembros para que den un testimonio de auténtica vida cristiana en lo personal, conyugal, familiar y social, dentro de los diferentes ambientes donde cada uno le corresponde actuar.
  • Ayudando a los novios y a los jóvenes a prepararse para la vida de familia.

2.2. A través de la familia actuará en el campo social

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2.2.1. El MFC promoverá el campo de lo social a través de la familia:

A) Concientizando:

1. A la familia marginada sobre sus derechos y deberes.

2. A las familias que tienen bienes de cualquier tipo, sobre la situación de injusticia, para que ellas contribuyan al bien de la comunidad con una actitud de servicio.

B) Asumiendo posiciones políticas como colectividad, contra aquello que afecte a la familia.

C) Mediante el testimonio de vida de sus miembros.

D) Tratando de llevar a la práctica un cambio hacia un orden nuevo, para adecuarse al mundo y a la Iglesia en el momento actual y en la realidad latinoamericana.

2.2.2 Promoviendo un laicado corresponsable que ayude a modificar las estructuras de la Iglesia.

2.2.3 Estando conscientes de la posibilidad de ser usados como instrumento de entidades políticas e ideologías opuestas.

3. AL INTERIOR DEL MFC COMO INSTITUCIÓN

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3.1. Formar y capacitar a sus miembros (matrimonios, viudas, jóvenes, separados), permanentemente y a todos los niveles.

3.2. Fomentar la vivencia de la fe en equipos, para que formen verdaderas comunidades.

3.3. Evangelizar a sus miembros para que lleguen a ser verdaderos evangelizadores.

3.4. Promover a sus directivos laicos para que lleguen a ser verdaderos dirigentes y a los sacerdotes asesores, para que se desempeñen como tales en el ejercicio de su misión sacerdotal.

3.5. Adecuarse al mundo y a las exigencias de la Iglesia actual, en la realidad latinoamericana. Esto exige de sus miembros una actitud permanente de conversión personal y familiar.

La familia es la primera célula de la sociedad, foco de la educación y formación de los hijos, por lo tanto, es el centro de dicha Pastoral.

LIBRO SUSUSU

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Carisma original del MFC

Este es el MFC – SU Ser

El MFC nace como un Movimiento pionero en el que se acentúa el valor de la vocación específica de los casados Dentro de sus características destacan:

1. La valoración del concepto del amor conyugal

El MFC tuvo su principal fuerza en la valoración del amor conyugal y, por tanto, de la espiritualidad de los casados o su camino de santidad. Hay un redescubrimiento de la vocación matrimonial y su llamada a la salvación, en el estado propio de los casados, pasando de una concepción monacal de la espiritualidad, a una espiritualidad laical y específica del casado. El trabajar la pareja de casados en un movimiento de laicos fue una nueva modalidad en el apostolado. Eso trajo, además, la valoración de la mujer como persona, pues en el MFC siempre fue esencial la conciencia de igualdad de hombre y mujer, y, por esto, los cargos y responsabilidades fueron compartidos. Este punto tendió a exagerarse, lo que trajo tendencias conyugalistas.

2. El laico apóstol

El MFC fue, desde su fundación, un promotor del laico, buscando que sus miembros asumieran la acción apostólica de la Iglesia en forma madura. En Equipos Eclesiales, sacerdotes y laicos procuraban descubrir la espiritualidad de la familia y el apostolado familiar.

3. La Pastoral Familiar

El MFC no fue el único, pero sí el primer Movimiento que presionó en América Latina para que se viera la necesidad de la Pastoral Familiar y su organización. La presencia de algunos de sus miembros en el Concilio Vaticano II y luego en la reunión del CELAM, de Medellin, dieron aportes valiosos como representantes de la familia latinoamericana.

4. La liturgia implicada en la vida

Desde un principio se dio gran importancia a la liturgia y su implicación en la vida familiar, especialmente a través de las Liturgias domésticas y en las reuniones de equipo.

5. El peregrinar carismático y el hospedaje

Desde su fundación, el MFC nació y cobró fuerza gracias a matrimonios y sacerdotes que recorrían los diferentes lugares llevando un mensaje y eran recibidos y alojados en casas de familia, para compartir la vida y los ideales cristianos. Entonces y ahora, siempre habrá gente que sale en misión, enviada por el MFC, al igual que lo hicieron los apóstoles en los primeros tiempos del cristianismo.

6. La preparación al matrimonio

Desde sus comienzos, el MFC se caracterizó por encauzar la preparación al matrimonio como una necesidad sentida en la sociedad, ante los cambios que ha venido sufriendo la familia.

Familia salvadora de la comunidad

Desde su fundación, el MFC asume que el amor de hombre y mujer no es fenómeno que afecta exclusivamente a los dos, sino que en todas las épocas y culturas es un hecho social Pero con el tiempo se busca que la familia comprenda que su misión no termina en el interior de ella misma, sino que debe ser constructora de la sociedad y, por tanto, solidaría con la misión social de la Iglesia. Pasa así, de ser un refugio para salvar a las familias, a tratar de que la familia se convierta en salvadora de la comunidad, siendo esta la mejor manera de salvarse a sí misma. Este cambio se produce más fuertemente desde el año 69 en el V Encuentro de Chile, como reflejo de lo que es la Iglesia Posconciliar, que salió de sí misma para proyectarse al mundo y así salvarlo. El MFC va entreviendo que el cambio que la Iglesia pide está no solo en el corazón del hombre, sino también en las estructuras sociales injustas y quiere preparar a la familia a asumir su papel en estos cambios. Por esto se anotó: “Que el MFC es un Movimiento de Laicos, cuyas familias asumen: la Doctrina Social de la Iglesia, del Vaticano II y Medellín, y para sus miembros esto implica un compromiso consciente y permanente con la iglesia” (V ELA de Chile)

LIBRO SU SU SU

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Cuando el amor conyugal moldea el corazón de los hijos

La nueva realidad de las relaciones conyugales

En el mundo actual, donde los cambios culturales ocurren a velocidad vertiginosa, la familia enfrenta desafíos sin precedentes. El matrimonio, como núcleo fundamental de la sociedad, requiere más que nunca de solidez, madurez y compromiso para enfrentar estas transformaciones y proveer a los hijos un entorno estable para su desarrollo. Sin embargo, esta misión trascendental solo es verdaderamente posible cuando Dios ocupa el centro de la vida familiar.

Hoy, como nunca antes, la relación matrimonial necesita estar fundamentada en un amor consciente, maduro, fiel y plenamente comprometido. Los elementos externos que en épocas pasadas sostenían la estabilidad conyugal (a veces solo en apariencia) han ido desapareciendo, dejando al descubierto la verdadera esencia de lo que debe ser una unión conyugal: complementariedad genuina y entrega mutua.

En esta nueva dinámica, la vida debe ser compartida en todos sus aspectos y necesidades. Cualquier falla en esta complementación, incluso momentánea, puede poner en riesgo la vida en común, haciendo que la estructura familiar se tambalee. Por ello, la presencia de Dios como fundamento del amor conyugal se vuelve indispensable, pues solo Él puede dar la fortaleza necesaria para mantener vivo ese compromiso a través de las dificultades.

Dios como centro de la vida matrimonial y familiar

El matrimonio que coloca a Dios en el centro de su relación encuentra:

  • Una fuente inagotable de amor: El amor humano, por sí solo, es frágil y limitado. Cuando los esposos reconocen que su capacidad de amar proviene de Dios, pueden superar sus propias debilidades y limitaciones.
  • Fortaleza en las dificultades: Las crisis matrimoniales, inevitables en toda relación humana, encuentran un apoyo firme en la fe compartida y en la certeza de que Dios acompaña el camino de la familia.
  • Un horizonte de sentido: La presencia de Dios otorga una dimensión trascendente al proyecto familiar, elevándolo más allá de las satisfacciones inmediatas hacia un propósito eterno.
  • Valores sólidos: Los principios morales y espirituales que emanan de la fe proporcionan un fundamento seguro para la educación de los hijos.

Sin Dios en el centro de la vida matrimonial, incluso los mejores esfuerzos humanos resultarán insuficientes ante los desafíos que enfrenta la familia contemporánea.

Transformaciones en la función familiar

Los nuevos paradigmas culturales han producido cambios profundos en la concepción y función de la familia:

  • Cambios en la función biológica: Hemos pasado de una supervaloración de la procreación como finalidad principal del matrimonio, a una supervaloración de la relación sexual como vínculo exclusivamente orientado al desarrollo personal, separándola de su dimensión procreadora.
  • Redistribución de roles: La familia contemporánea ha redefinido los papeles tradicionales. Ya no se concibe automáticamente a la mujer como administradora exclusiva del hogar, ni al hombre como único proveedor. Hoy, ambos cónyuges buscan compartir tanto las cargas como las ventajas de la vida familiar.

Ante estos cambios, solo una visión iluminada por la fe permite discernir lo que es verdaderamente esencial para el bien de la familia y de cada uno de sus miembros.

La importancia de un matrimonio sólido en la formación de los hijos

1. Testimonio vivo de amor

Los hijos aprenden principalmente por lo que ven, no por lo que se les dice. Un matrimonio sólido, fundamentado en Dios, enseña a los hijos mediante el ejemplo cotidiano valores fundamentales como:

  • El respeto mutuo
  • La comunicación abierta
  • La resolución pacífica de conflictos
  • La fidelidad y el compromiso
  • La generosidad y el servicio
  • La fe vivida en lo cotidiano

2. Seguridad emocional

Cuando los hijos perciben que existe un vínculo fuerte y estable entre sus padres, sostenido por el amor de Dios, desarrollan un sentido de seguridad emocional que les permite:

  • Explorar el mundo con confianza
  • Establecer relaciones saludables
  • Desarrollar una autoestima sólida
  • Gestionar mejor sus emociones
  • Construir una relación personal con Dios

3. Base para el desarrollo integral

Un hogar donde los padres mantienen una relación armoniosa, enraizada en valores espirituales, proporciona el ambiente ideal para el desarrollo integral de los hijos:

  • Físico: atención a necesidades básicas y hábitos saludables
  • Cognitivo: estímulo intelectual y apoyo educativo
  • Social: aprendizaje de habilidades relacionales
  • Espiritual: transmisión de la fe y sentido de trascendencia

El valor de la presencia parental

En tiempos donde ambos padres frecuentemente trabajan fuera del hogar, la calidad de la presencia se vuelve tan importante como la cantidad:

Presencia física

No se trata simplemente de estar en el mismo espacio físico, sino de estar disponible, accesible y receptivo a las necesidades de los hijos. Esto implica:

  • Dedicar tiempo exclusivo a la familia
  • Participar en actividades cotidianas
  • Crear rituales familiares significativos, incluidos los momentos de oración y celebración de la fe

Presencia emocional

Más allá de la presencia física, los hijos necesitan padres emocionalmente disponibles que:

  • Escuchen activamente
  • Validen sus sentimientos
  • Ofrezcan orientación y apoyo
  • Muestren interés genuino por su mundo interior
  • Compartan sus propias experiencias de fe

Presencia formativa

Los padres son los primeros y principales educadores de sus hijos, especialmente en la fe. Esta responsabilidad implica:

  • Transmitir valores y principios cristianos
  • Establecer límites claros y consistentes
  • Fomentar la autonomía responsable
  • Ser mentores en el desarrollo del carácter
  • Presentar a Dios como un Padre amoroso

Construyendo un matrimonio fuerte en tiempos de cambio

Para enfrentar los desafíos actuales y ser padres efectivos, las parejas necesitan:

  1. Comunicación profunda: Ir más allá de lo superficial, compartiendo sueños, temores, necesidades y expectativas.
  2. Priorizar la relación conyugal: Recordar que un matrimonio sólido es el mejor regalo para los hijos.
  3. Adaptabilidad: Flexibilidad para ajustarse a los cambios sin perder la esencia del compromiso.
  4. Corresponsabilidad: Compartir equitativamente tanto las responsabilidades como las alegrías de la vida familiar.
  5. Crecimiento mutuo: Buscar oportunidades para desarrollarse como personas y como pareja.
  6. Vida espiritual compartida: Orar juntos, participar en la vida de la comunidad de fe y nutrir la dimensión espiritual del matrimonio.
  7. Confianza en la providencia divina: Reconocer que los esfuerzos humanos, por valiosos que sean, necesitan ser sostenidos y completados por la gracia de Dios.

Conclusión

En un mundo de cambios acelerados donde las estructuras tradicionales se redefinen, la necesidad de matrimonios sólidos y padres presentes se vuelve más crucial que nunca. Sin embargo, esta tarea solo es plenamente realizable cuando se fundamenta en Dios como fuente del verdadero amor y fortaleza para la familia.

Los hijos necesitan el testimonio de una relación conyugal fundamentada en el amor maduro, consciente y comprometido, que les brinde seguridad, orientación y ejemplo para su propio desarrollo. Pero este amor humano, por sí solo, es insuficiente; necesita ser nutrido constantemente por el amor divino que lo trasciende y le da sentido.

El desafío para las parejas de hoy consiste en construir una relación que integre los valores fundamentales del matrimonio con una visión renovada de la complementariedad, adaptada a las necesidades del mundo contemporáneo, y centrada firmemente en la fe en Dios. Solo así podrán ofrecer a sus hijos el ambiente propicio para crecer como personas plenas, capaces de construir a su vez relaciones saludables y una sociedad más humana y más cercana al plan divino para la familia.

Libro SUSUSU – SU ACCIÓN

Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada. Así deben amar los maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer se ama a sí mismo. Porque nadie aborrece jamás su propia carne; antes bien, la alimenta y la cuida con cariño, lo mismo que Cristo a la Iglesia, pues somos miembros de su cuerpo. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una carne. Gran misterio es este, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia. En todo caso, también ustedes, que cada uno ame a su mujer como a sí mismo; y la mujer, que respete al marido. Efesios 5, 25-33