¿Qué entendemos por “utopía”?
Llamamos utopía al ideal al que queremos llegar. No se trata de una fantasía inalcanzable, sino de un sueño realizable que aún no hemos logrado. Vemos al Movimiento Familiar Cristiano (MFC) dentro de una Iglesia nueva, inspirada en el Concilio Vaticano II, Medellín y Puebla, los Sínodos y los más recientes documentos del Magisterio.
El MFC necesita un cambio profundo para adecuarse a esta Iglesia viva, especialmente en el contexto latinoamericano. Un cambio que transforme a la persona, a la familia y, por medio de ella, a la sociedad. Este cambio se orienta a crear condiciones justas y humanas para el pleno desarrollo familiar en todos los ámbitos: socioeconómico, político, cultural y religioso.
En el centro de esta transformación está nuestra opción fundamental: Cristo, y el Cristo total, que es su Iglesia.
Evangelización de la familia: el centro de la misión
Esta opción se vive especialmente en el campo de la evangelización de la familia, según el espíritu de Evangelii Nuntiandi. El MFC propone como ideal la búsqueda de un amor auténtico que lleve a una vivencia profunda del bautismo en el sacramento del matrimonio. Así, el MFC sueña con:
- Hombres identificados con el Evangelio, conscientes de que la educación en la fe dentro del hogar debe ser mutua: una coeducación donde todos enseñan y todos aprenden.
- Familias comprometidas, que entienden el matrimonio no solo como experiencia personal, sino como una misión de amor social, abiertas al mundo y colaboradoras del Padre en la construcción de una humanidad más justa.
- Familias austeras, que viven del trabajo honesto, superan el materialismo y el egoísmo, y comparten con los demás desde una auténtica escala de valores.
- Familias responsables, que enfrentan los desafíos de su pueblo con valentía cristiana, denunciando injusticias y trabajando activamente por la civilización del amor.
- Familias realistas y solidarias, que reconocen sus límites y los del MFC, y que se unen en comunidad para responder con fe a los cambios del mundo.
- Equipos del MFC como verdaderas comunidades familiares, unidas entre sí local, nacional y latinoamericanamente, y abiertas a toda la Iglesia.
- Familias presentes y activas en los espacios públicos y privados que promueven el bienestar familiar, llevando allí el mensaje cristiano.
- Una familia-Iglesia doméstica, alimentada por los sacramentos, pero que parte de la familia real latinoamericana, incluso la familia incompleta, para ayudarla a transformarse con los valores del Evangelio.
- Un MFC que no vive aislado, sino integrado en la pastoral familiar de la Iglesia, colaborando con los planes diocesanos y nacionales, y participando activamente en la vida parroquial.
Nuevas realidades, nueva evangelización
En el documento Complemento del SuSuSu, se reflexiona sobre cómo las transformaciones sociales de las últimas décadas han afectado la vida personal, familiar y espiritual. Frente a estas realidades, el MFC se propone asumir con valentía la Nueva Evangelización.
Uno de los pilares fundamentales del Movimiento es la solidaridad, entendida como comunión, compromiso y participación. Hoy, más que nunca, esta solidaridad necesita ser profundizada por todos los miembros del MFC.
Un ideal que nos pone en camino
No buscamos imponer un modelo único de familia. Cada familia y cada persona tiene el desafío de descubrir su potencial transformador para vivir de manera más humana y conforme al plan de Dios. Esta transformación se basa en la mística del MFC, que no es solo una idea, sino también un sentimiento compartido y una serie de acciones guiadas por los valores evangélicos.
Este epílogo de El MFC: su ser, su vida y su acción presenta una utopía viva, un ideal que nos inspira en nuestro apostolado. Queremos seguir siendo pioneros y profetas en el camino de la familia cristiana, sabiendo que:
“La utopía está en el horizonte.
Me acerco dos pasos,
camino diez,
y el horizonte se corre diez pasos más allá.
Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.
¿Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve… para caminar.”
— Eduardo Galeano
LIBRO DE SUSUSU