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Un Fin de Semana de Amor y Servicio: El Corazón del MFC Paraguay en Acción

Cuando el amor se pone en acción, se convierte en servicio. Y cuando el servicio se vive en familia, se transforma en un testimonio vivo de la fe. Este fue el espíritu que se respiró en el Movimiento Familiar Cristiano Paraguay el pasado fin de semana del 20 y 21 de septiembre, una fecha que quedará grabada en el corazón de muchos matrimonios y familias que participaron en distintas actividades de formación, encuentro y servicio en diferentes puntos de nuestro país.

Desde el fortalecimiento de la unión conyugal en Villeta hasta el trabajo silencioso y visionario en Ciudad del Este, cada evento fue un claro reflejo del carisma y la misión que nos convoca: ser instrumentos de Dios para edificar familias santas. Con el corazón lleno de gratitud, queremos compartirles la alegría de lo vivido y el profundo valor de la entrega de cada matrimonio, ya sea participando o sirviendo, en esta hermosa misión.

Fortaleciendo la Unión Joven: Un Segundo Momento de Gracia en Villeta

El amor, como la fe, necesita ser cultivado y nutrido constantemente. Con esta convicción, la Casa de Retiro San Gaspar-La Barca en Villeta se convirtió en un verdadero santuario para el Segundo Momento de Matrimonio Joven, que reunió a bases tan dinámicas como la de San Antonio de Padua y San Lorenzo. Fue una experiencia inolvidable, una pausa en la rutina para que los jóvenes matrimonios tuvieran la oportunidad de invertir en lo más preciado: su relación.

Ver a estas parejas dedicando su tiempo para crecer en la fe y fortalecer los cimientos de su hogar fue un espectáculo de esperanza. Era palpable la alegría, la ilusión y el deseo sincero de construir un matrimonio sólido, con Cristo en el centro. Este tipo de encuentros no son solo eventos; son momentos de gracia en los que el Señor se hace presente de una manera especial, renovando los corazones y los votos matrimoniales de una forma silenciosa, pero poderosa.

Pero la belleza de este encuentro se magnificó por el generoso testimonio de los matrimonios servidores. Ellos, con un desprendimiento que conmueve, dejaron sus hogares, a sus hijos y responsabilidades personales para entregarse por completo a sus hermanos. Su servicio fue un reflejo del amor de Cristo, un amor que no se encierra, sino que se derrama. En cada detalle, en cada gesto de acogida, en cada palabra de aliento, se podía ver el rostro de Jesús. Nos enseñan que el servicio no es una carga, sino un privilegio y el camino más directo para encontrar la verdadera felicidad y construir el Reino de Dios en la tierra, empezando por nuestras propias familias.

Es un recordatorio de la Palabra de Dios: “Porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10, 45). La entrega desinteresada no solo beneficia a quienes la reciben, sino que transforma a quienes la dan. Es en el acto de servir donde se purifica el corazón y se encuentra el verdadero sentido de la vocación cristiana.

Construyendo Juntos un Legado de Servicio en Ciudad del Este

Mientras el amor conyugal se fortalecía en Villeta, en el otro extremo del país, en la Casa de Retiro Padre Pedro Richards de la Diócesis de Ciudad del Este, un grupo de matrimonios servidores estaba dedicado a una labor de vital importancia para el futuro del MFC. La Comisión de Estudio de Manuales de Procedimiento de los Departamentos y la Escuela del MFC Paraguay se reunió para un encuentro de trabajo que, en realidad, fue un verdadero encuentro de amor y dedicación.

A primera vista, podría parecer una tarea árida y burocrática, pero para estos matrimonios, era un acto de profundo servicio. Están construyendo algo más que manuales; están edificando un legado de claridad, eficiencia y unidad que beneficiará a todas las futuras generaciones de nuestro Movimiento. Su labor incansable no solo busca optimizar nuestra misión, sino que también garantiza que la entrega de cada matrimonio servidor sea más fructífera y ordenada.

Esta es la belleza del servicio en el MFC: cada tarea, por pequeña o técnica que parezca, está llena de significado. Es la entrega de tiempo, de experiencia y de corazón para edificar la casa común, para que la labor de todos sea más fácil y efectiva. Es un testimonio de lo que significa vivir la fe en comunidad, poniendo cada don y cada talento al servicio de los demás. Con su generosidad, estos matrimonios se han convertido en el motor que impulsa al MFC, con un espíritu de entrega total que refleja la multiforme gracia de Dios.

Como nos recuerda la Escritura: “Cada uno ponga al servicio de los demás el don que ha recibido, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 Pedro 4, 10). Agradecemos a cada miembro de esta comisión por su generosidad, que es un verdadero testimonio del amor por nuestro Movimiento y un faro para las familias paraguayas.

Un Reencuentro Profundo: Renovando la Promesa en San Antonio de Padua

El fin de semana de la gracia no estaría completo sin el emotivo Reencuentro Profundo que vivió la Base San Antonio de Padua en la misma Casa de Retiro San Gaspar. Once matrimonios en total, diez de Matrimonio Tradicional y uno de Matrimonio Joven, se dieron cita para renovar sus promesas, fortalecer sus lazos de amor y, sobre todo, reafirmar su compromiso con el Señor.

Fue un tiempo de gracia, un espacio para reconectar con lo esencial, para recordar que el amor conyugal es un reflejo del amor de Dios y que el sacramento del matrimonio es un camino de santidad. La atmósfera estaba cargada de bendición, de testimonios de vida y de un profundo deseo de seguir creciendo juntos, tanto en pareja como en comunidad.

Queremos extender nuestra más profunda gratitud a cada uno de los matrimonios que asistieron. Su presencia y apertura de corazón hicieron posible este tiempo de gracia. Y, de manera muy especial, honramos a los matrimonios servidores. Ustedes, que con generosidad inmensa dejaron sus hogares y sacrificaron su tiempo de descanso para entregarse a sus hermanos, son un testimonio vivo del amor de Cristo.

“Que cada uno ponga al servicio de los demás el don que ha recibido, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.” 1 Pedro 4, 10

La cita de 1 Pedro 4, 10 resuena fuertemente en este contexto, ya que nos invita a reconocer que cada uno de nosotros ha recibido un don de Dios, y que el propósito de ese don es servir a los demás. El servicio desinteresado de estos matrimonios es un reflejo de esa gracia divina, un ejemplo de cómo la entrega nos acerca más a Dios y a nuestros hermanos, y de cómo el MFC es, en realidad, una gran familia construida sobre los cimientos de la fe, el servicio y el amor mutuo.

Continuemos Caminando Juntos

Este fin de semana ha sido un claro recordatorio de que el Movimiento Familiar Cristiano no es una simple organización, sino una comunidad viva y vibrante, unida por el propósito común de edificar matrimonios y familias fuertes en la fe. Cada encuentro, cada taller, cada reunión de servicio, es un ladrillo más en la construcción de este legado de amor y entrega.

Agradecemos a todos los matrimonios, tanto a los que participaron como a los que sirvieron, por su entrega total y por su amor. Sigamos caminando juntos en esta hermosa misión, porque es en el servicio a los demás donde encontramos la verdadera felicidad y el cumplimiento de nuestra vocación.

“Y no se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque esos son los sacrificios que agradan a Dios” (Hebreos 13, 16).

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La Formación como Camino de Crecimiento y Servicio en el MFC

En el corazón de nuestro carisma está el llamado a ser sal de la tierra y luz del mundo, un propósito que Dios mismo nos ha confiado para nuestras familias y para la sociedad. Este llamado no es un destino al que llegamos de una vez, sino un camino de constante crecimiento y aprendizaje, una jornada que Dios nos moldea y nos perfecciona a través de su gracia. Es por eso que la formación que ofrece el MFC es tan vital para cada matrimonio católico y familia cristiana. No es solo un requisito para avanzar en un curso, sino una profunda oportunidad para permitir que Dios obre en nuestras vidas y, a través de ellas, en la vida de los que nos rodean. La fe en acción requiere una preparación continua y un corazón dispuesto a ser maleable en las manos de Dios, y es en la formación donde ambos elementos se encuentran y se fortalecen. Una familia formada en la fe es como la sal que da sabor a un plato insípido, haciendo que el entorno sea más dulce, más rico y más agradable; es la luz de Cristo que, al brillar a través de nosotros, disipa la oscuridad de la desunión y la desesperanza en el mundo.

¿Por qué es crucial la formación en el MFC?

La formación en el Movimiento no se trata únicamente de adquirir conocimientos teóricos sobre la doctrina o la Sagrada Escritura, sino de interiorizar las enseñanzas de la Iglesia Católica y aplicarlas en nuestra vida diaria con la ayuda del Espíritu Santo. Es un proceso que nos ayuda a entender el verdadero significado del matrimonio como un sacramento sagrado, una vocación de amor incondicional que nos une a Dios y nos santifica, a vivir los valores cristianos en el hogar y a fortalecer nuestra comunión con Dios y con los hermanos. En esencia, la formación es el espacio donde el “saber” se convierte en “ser”, donde la teoría se hace vida en la fe. No se trata solo de saber qué hacer, sino de forjar el carácter y el corazón para ser capaces de hacerlo con la fuerza que viene del Señor.

El apóstol Pablo nos lo recuerda en su carta a los Romanos: “No se amolden a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que puedan discernir la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto” (Romanos 12, 2). Este versículo nos invita a una transformación profunda, y la formación en el MFC es la herramienta principal que Dios nos da para lograrlo. A través de los cursos, retiros y encuentros, renovamos nuestra mente y nuestro corazón para ser más como Cristo, nuestro modelo perfecto. Este proceso implica desafiar las ideas que el mundo nos impone sobre el éxito o la felicidad (a menudo ligadas a la riqueza, el poder o el placer efímero) y abrazar la perspectiva de Dios, que nos enseña que el verdadero gozo se encuentra en el servicio, la humildad y el amor desinteresado. Es un cambio de mentalidad radical, que nos permite encontrar nuestra verdadera identidad y propósito en Él.

La formación que el MFC te ofrece

Para ayudarte en este camino de crecimiento y servicio, el MFC ha preparado un conjunto de cursos y talleres diseñados para nutrir tu espíritu, tu mente y tu vida en familia. Estos son algunos de ellos:

Cursos de Espiritualidad

  • Nociones Básicas de la Biblia: Para sumergirte en la Palabra de Dios y encontrar guía para tu vida.
  • Liturgia Eucarística: Para comprender y vivir más plenamente el sacrificio de Cristo en la Misa.
  • Pablo Modelo para El Laico: Un estudio de la vida del Apóstol para inspirar tu misión como laico comprometido.
  • Amoris Laetitia: Una inmersión en la exhortación del Papa Francisco sobre el amor en la familia.
  • Santidad Conyugal: Para descubrir y vivir el llamado a la santidad dentro de tu matrimonio.
  • Catecismo de la Iglesia Católica: Para profundizar en la doctrina de nuestra fe.

Cursos de Formación

  • SUSUSU: Una experiencia para fortalecer los lazos de la comunidad en el MFC.
  • Paternidad Responsable: Herramientas para guiar a tus hijos con amor y sabiduría cristiana.
  • Armonía Sexual: Para vivir la sexualidad en el matrimonio según el plan de Dios, con respeto y amor mutuo.

Talleres

  • Taller de Formación para Padres: Apoyo práctico para los desafíos de la crianza en la fe.
  • Taller Prematrimonial: Una preparación esencial para las parejas que inician el camino del sacramento.

Crecimiento personal y conyugal

Participar en los cursos de formación del MFC nos ofrece un espacio invaluable para crecer como individuos y como pareja, abordando los desafíos que enfrentamos día a día con la ayuda de la Providencia. Nos brinda herramientas prácticas para comunicarnos mejor, como la escucha activa que nos permite entender el corazón del otro en lugar de solo escuchar sus palabras, y la empatía, que nos ayuda a ponernos en el lugar del cónyuge para validar sus sentimientos. Estas herramientas, fundamentadas en el amor de Cristo, son esenciales para resolver conflictos con amor y no dejar que las pequeñas diferencias se conviertan en grandes distancias en el matrimonio. Además, nos capacita para educar a nuestros hijos en la fe de manera intencional, proporcionándoles un cimiento sólido para enfrentar un mundo lleno de distracciones y valores contradictorios. A través de la formación, aprendemos a crear un hogar donde la oración en familia, el estudio de la Biblia y el amor por los sacramentos no son solo actividades, sino el aire que respiran y la fuerza que los sostiene. Es una inversión en nuestro matrimonio y en nuestra familia que rinde frutos eternos, fortaleciendo la unión y creando un hogar donde la gracia de Dios es el centro.

Un servicio más efectivo y gozoso

Nuestra fe se vive en comunidad, y el servicio es la expresión más pura del amor que hemos recibido de Dios. La formación en el MFC nos capacita para servir mejor a los demás dentro del Movimiento, no como una pesada carga o un deber, sino como una fuente de inmensa alegría y realización. Al comprender más profundamente el carisma del MFC y las necesidades reales de los matrimonios y las familias, podemos acompañar a otros con mayor empatía y sabiduría, ofreciendo un testimonio auténtico de nuestra fe. El gozo del servicio radica en saber que no somos nosotros los que actuamos por nuestra propia fuerza, sino que es Cristo a través nuestro, usándonos como instrumentos de su amor. Jesús mismo nos dice: “Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en la cima de una colina no puede esconderse. Ni la gente enciende una lámpara para ponerla debajo de un cesto; más bien la ponen sobre un candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. De la misma manera, hagan que su luz brille delante de la gente, de modo que ellos vean sus buenas obras y alaben a su Padre que está en el cielo” (Mateo 5, 14-16). La formación, iluminada por el Espíritu Santo, es lo que asegura que nuestra luz brille con fuerza y no se apague.

La formación nos da una luz que podemos compartir

Cada curso, cada retiro, cada taller es una oportunidad para que nuestra lámpara se llene del aceite de la gracia divina. Es la base para que el servicio que ofrecemos sea un reflejo auténtico del amor de Dios, un amor que se desborda de nuestros corazones y contagia a los demás. Así, cuando servimos en el MFC, no solo estamos realizando una tarea, sino que estamos siendo instrumentos de gracia para otros, ayudándolos a encontrar su propio camino hacia Dios y a descubrir la belleza del matrimonio y la familia cristiana. Al irradiar esta luz, impactamos a nuestra familia, a nuestro grupo de servicio, a nuestra parroquia y, por extensión, a toda la sociedad, cumpliendo la misión del MFC de transformar al mundo comenzando por la familia, siguiendo el plan de Dios. Este efecto dominó comienza con una decisión simple: la de formarse para crecer en la fe.

Conclusión

La formación del Movimiento Familiar Cristiano es un regalo que Dios nos prepara para recibir y un tesoro que debemos compartir. Los animo a no perderse la oportunidad de participar en los cursos que el MFC ofrece. Es la mejor inversión en su matrimonio, en su familia y en su servicio a la comunidad, ya que nos capacita para ser verdaderos discípulos misioneros. Al crecer en el conocimiento de nuestra fe, en las herramientas para la vida familiar y en la comprensión de nuestro carisma, nos volvemos más aptos para servir con alegría y para ser esa luz de Cristo que guía a otros hacia el Padre. La verdadera transformación no es un evento, sino un proceso continuo que comienza dentro de nosotros con la ayuda de la gracia de Dios y se irradia hacia el mundo.

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Servicio en el MFC: El Corazón de la Misericordia y la Paz en Cristo

El servicio en el Movimiento Familiar Cristiano no es una simple actividad, sino una respuesta de amor al llamado de Dios. Es el latido de la comunidad que, a través de cada matrimonio y cada familia, hace visible el Reino de Dios en la tierra. Con demasiada frecuencia, caemos en la trampa del sacrificio vacío: nos desgastamos en las responsabilidades, nos sentimos obligados por una agenda y, al final, perdemos la alegría que debería acompañar a la entrega. Sin embargo, Jesús, en su infinita sabiduría, nos ofrece un mensaje liberador que redefine por completo nuestra misión: “Misericordia quiero, y no sacrificio” (Mateo 9, 13).

Esta verdad resuena con una fuerza particular en un mundo y una Iglesia que claman por la paz, un mundo desgarrado por la enemistad, los conflictos y la desconfianza. Esta realidad, lamentablemente, no es ajena a nuestras vidas, y a veces, incluso a nuestra propia comunidad de fe. Como miembros del MFC, estamos llamados a ser instrumentos de paz no solo hacia afuera, sino primero y fundamentalmente, hacia adentro. ¿Y cómo logramos esta misión divina? No a través de un servicio que nos aniquila, sino a través de uno que nos llena de la compasión, la comprensión y la paciencia del Corazón de Cristo.

Construyendo la paz desde adentro: La comunidad como Cuerpo de Cristo

El servicio con misericordia no se limita a quienes ayudamos fuera de nuestra comunidad; su expresión más profunda se manifiesta en cómo nos relacionamos entre nosotros, los hermanos y hermanas del movimiento. En el MFC, somos más que una familia de familias; somos un Cuerpo Místico de Cristo. Como en todo cuerpo vivo, pueden surgir tensiones, malentendidos y desconfianza. Sin embargo, nuestro servicio, arraigado en la misericordia de Dios, debe ser el bálsamo que sane esas heridas y nos fortalezca en la unidad.

Evitar los conflictos entre hermanos y hermanas no significa ignorar las diferencias, sino abordarlas con amor, humildad y un profundo deseo de reconciliación, sabiendo que esta paz es una gracia de Dios. Al igual que Jesús, que fue el primero en dar el paso hacia los pecadores, debemos ser los primeros en buscar el diálogo, en ofrecer la mano y en perdonar, confiando en la fuerza del Espíritu Santo que habita en nosotros. No podemos ser portadores de la paz de Cristo en el mundo si no somos capaces de vivir en paz en el seno de nuestra propia familia de fe.

Como nos enseña el apóstol Pedro: “En fin, vivan todos en armonía, compartan las penas, ámense como hermanos, sean compasivos y humildes. No devuelvan mal por mal, ni injuria por injuria; al contrario, respondan con una bendición, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición.” (1 Pedro 3, 8-9). Esta es una guía práctica para el servicio intramuros, un llamado a la humildad que nos lleva a poner la unidad del movimiento por encima de nuestra propia razón. El servicio de la reconciliación y del perdón mutuo es, sin duda, el más alto y noble de los servicios que podemos ofrecer, un testimonio vivo de que la verdadera paz se construye en los corazones.

Cuidado con la vanidad religiosa: Servir por el Reino, no por un puesto

Dentro de los apostolados, es fácil caer en la trampa de la competencia de puestos y la vanidad religiosa. Podemos empezar a ver el servicio no como una vocación, sino como una escalera para ganar reconocimiento o prestigio. Este tipo de mentalidad es un veneno que mata la paz en la comunidad. Cuando un hermano ve al otro como un competidor, el servicio deja de ser un acto de amor para convertirse en un egoísta “sacrificio” para la propia gloria.

Jesús nos advierte sobre esto: “Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.” (Marcos 9, 35). La vanidad nos hace olvidar que somos siervos. Nos hace buscar aplausos humanos en lugar de la aprobación de Dios. El servicio en el MFC no tiene “puestos” de poder, sino “lugares” de entrega humilde. Un coordinador, un tesorero o un encargado de grupo no son cargos de prestigio, sino llamadas a servir con mayor responsabilidad y con un corazón más manso.

La verdadera grandeza en el Reino de Dios no se mide por el título que tenemos, sino por la humildad con la que servimos.

La misericordia de Dios: fuente de vida, no de desgaste

El servicio que agota, que se realiza con pesar o con la secreta esperanza de reconocimiento, es un sacrificio vacío. Jesús, con su infinita sabiduría, nos muestra un camino diferente. Él nos invita a servir desde la misericordia, que no es una simple compasión humana, sino la compasión divina que se manifiesta en el amor incondicional y la empatía por el otro. Cuando servimos con misericordia, nuestra labor no es una carga, sino una fuente de alegría y de gracia que nos renueva en el espíritu.

Esto implica un cambio de corazón, un verdadero acto de conversión. Ya no se trata de cuántas horas servimos o de cuán grande es nuestra labor, sino de la intención y la paz de nuestro corazón, alimentadas por la oración y la Eucaristía. Un servicio humilde, realizado con amor y misericordia, es infinitamente más valioso a los ojos de Dios que la labor más grandiosa si se hace sin corazón. Servir es, en esencia, imitar a Cristo, es escuchar a nuestros hermanos, ver sus necesidades y responder con el amor que Él mismo nos ha dado. Es recordar las palabras de Jesús: “Lo que hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron” (Mateo 25, 40). La misericordia nos libera del orgullo y nos hace ver que el servicio no es para nuestra gloria, sino para la gloria de Dios.

El servicio de la paz: un testimonio para el mundo

El servicio que nace del Corazón de Cristo, un servicio misericordioso y pacificador, es el más potente testimonio que podemos ofrecer. El mundo no necesita ver nuestras grandes obras o nuestros sacrificios, sino la manifestación de la paz de Dios en nuestras vidas. En un entorno donde la desconfianza es la moneda de cambio, un acto de perdón entre hermanos del MFC se convierte en un faro de esperanza. Cuando un matrimonio del movimiento ofrece su tiempo y talentos no por obligación, sino por un genuino amor a los demás, están predicando con sus vidas.

Este servicio de la paz nos aleja del ego y nos centra en la misión. Ya no nos preguntamos “¿Qué gano yo con esto?” sino “¿Cómo puedo ser un instrumento de la paz de Dios para este hermano, para esta familia, para este mundo?”. Este es el verdadero fruto del Espíritu en nuestra labor. Como comunidad, nuestro servicio se convierte en una escuela de virtudes: la paciencia, la humildad, la caridad y la mansedumbre. Cada pequeño acto de servicio, desde preparar una reunión hasta escuchar a un compañero en dificultad, es un ladrillo más en la construcción de la paz en la que seremos llamados hijos de Dios.

Conclusión: El testimonio de la paz en la Cruz

El verdadero servicio, el que viene de la gracia de Dios, no nos consume, nos transforma. Nos convierte en un reflejo de la misericordia de Dios, capaces de sembrar paz en cada gesto, en cada palabra y en cada acto. La paz que llevamos al mundo nace de la paz que cultivamos en nuestra propia comunidad, del perdón que ofrecemos y de la humildad con la que nos tratamos, siguiendo el ejemplo de Cristo en la Cruz.

Que nuestro servicio en el MFC sea siempre un acto de misericordia, un eco de la voz de Jesús. Que seamos instrumentos de paz, sembrando armonía donde hay conflicto, confianza donde hay desconfianza y amor donde hay enemistad. El mundo, y nuestras propias familias del MFC, necesitan desesperadamente la paz que solo el servicio misericordioso puede dar.

Cita Bíblica: “Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.” (Mateo 5, 9)

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MFC Juvenil: Transformando Vidas a través de la Fe y la Comunidad

¿Qué es el MFC Juvenil?

El MFC Juvenil es un movimiento católico de laicos que busca desarrollar los valores humanos y cristianos a través de la experiencia de la vida en familia. Nuestra misión es brindar una formación integral, pedagógica y sistemática para que los jóvenes y adolescentes se conviertan en promotores del evangelio y construyan el Reino de Dios desde sus propios hogares.

Creemos firmemente que la familia es el pilar de la sociedad y el futuro de las personas. Por ello, nuestra visión es que cada familia se convierta en un fermento de vida cristiana en su comunidad, anunciando, celebrando y sirviendo el evangelio. Esta visión no es solo un ideal, sino un llamado a la acción. Buscamos que cada joven y cada matrimonio asesor se convierta en una luz que ilumine a los demás, demostrando cómo se vive la fe en el mundo moderno. Es a través de este compromiso que logramos construir una comunidad más fuerte, basada en la solidaridad y el amor cristiano.

La Estructura y el Compromiso

La capacitación se centra en entender la estructura del MFC, desde los Equipos Básicos hasta los Equipos Coordinadores, y la importancia de cada rol, especialmente el del Joven Promotor y el Matrimonio Asesor. Juntos, forman una red de apoyo y formación para guiar a los jóvenes en su crecimiento personal y espiritual. El Joven Promotor es el motor del equipo, responsable de guiar las discusiones y motivar a sus pares. Por otro lado, el Matrimonio Asesor brinda su experiencia y sabiduría, actuando como un faro de guía y apoyo para los jóvenes. Esta sinergia es crucial para asegurar que la formación sea tanto relevante para los jóvenes como sólida en su base de fe.

En el corazón de nuestro movimiento están las “6 Exigencias Básicas” que nos guían en nuestro día a día:

  1. Vida de Equipo: Fomentar la comunión y el apoyo mutuo. Más allá de solo reunirse, esto significa compartir las alegrías y las cargas, orar juntos y celebrar los éxitos del otro. Es en esta comunidad donde encontramos la fuerza para perseverar.
  2. Hospitalidad: Abrirnos a los demás con amor y generosidad. Esto no solo se refiere a abrir las puertas de nuestras casas, sino a abrir nuestros corazones a quienes lo necesitan, acogiendo a los nuevos miembros y creando un ambiente donde todos se sientan valorados y amados.
  3. Estudio: Profundizar en nuestra fe y en los temas de formación. El estudio nos equipa con las herramientas necesarias para defender nuestra fe y aplicarla a los desafíos de la vida diaria.
  4. Vida de Oración: Mantener una relación constante con Dios. La oración es el diálogo con Dios que nutre nuestra alma y nos da la dirección en nuestras vidas. Es la fuente de la cual emana toda nuestra fuerza y nuestra capacidad de servicio.
  5. Uso Cristiano de los Bienes Materiales: Ser solidarios y justos. Se trata de reconocer que todo lo que tenemos es un regalo de Dios y que debemos compartirlo generosamente, especialmente con los más necesitados.
  6. Compromiso de Servicio: Poner nuestros dones al servicio de la comunidad. Cada uno de nosotros tiene talentos únicos que, al ser puestos al servicio de los demás, se convierten en una poderosa herramienta para construir el Reino de Dios.

La Metodología del CBF Juvenil

El Ciclo Básico de Formación (CBF) utiliza una metodología participativa. No somos meros receptores, sino protagonistas de nuestra propia evangelización. A través de un proceso de Ver, Juzgar, Actuar, Evaluar y Celebrar, se nos invita a reflexionar sobre nuestra realidad, discernir la voluntad de Dios y comprometernos a transformar nuestra vida y nuestro entorno.

  • Ver: Analizamos la realidad que nos rodea, los problemas y las necesidades de nuestra comunidad.
  • Juzgar: A la luz del Evangelio y la doctrina de la Iglesia, discernimos cuál es la voluntad de Dios para esa realidad.
  • Actuar: Nos comprometemos con acciones concretas para transformar esa realidad, llevando la fe a la práctica.
  • Evaluar: Reflexionamos sobre los resultados de nuestras acciones, aprendiendo de nuestros errores y éxitos.
  • Celebrar: Agradecemos a Dios por los frutos de nuestro trabajo y renovamos nuestras fuerzas para el siguiente ciclo.

El CBF se vive a través de reuniones de formación, momentos fuertes, servicios a la comunidad y la vivencia del ciclo litúrgico. Esto nos permite desarrollarnos en cinco dimensiones clave: personal, familiar, grupal-eclesial, social y de fe.

¡Dios te ha traído aquí por una razón!

Como dice el evangelio de Mateo (5, 13-16), somos la sal de la tierra y la luz del mundo. El MFC Juvenil es la plataforma para descubrir tu potencial, para que te decidas a ser un verdadero cristiano, protagonista de la historia y dispuesto a cambiar el mundo. Dios no te impone, te propone.

Únete a nosotros y descubre el amplio horizonte de formación y compromiso apostólico que te espera. ¡Juntos, podemos ser familias que sean fermento de vida cristiana en su comunidad!

Fotografia Grupo MFCPY

Capturar recuerdos, fortalecer la fe: Consejos para tomar buenas fotos con tu celular en el MFC

En cada encuentro, reunión o actividad, vivimos momentos que merecen ser guardados como tesoros. La fotografía es un regalo que nos ayuda a recordar la presencia de Dios en la cotidianidad y a compartir con otros la alegría de nuestra comunidad. Hoy queremos darte algunas recomendaciones sencillas y llenas de sentido cristiano para capturar imágenes hermosas con tu celular.

Como nos recuerda el Salmo 77,12: “Recordaré las obras del Señor; sí, haré memoria de tus maravillas de antaño.”


📖 1. La fotografía como acto de gratitud

Antes de hablar de técnicas, recordemos: tomar una foto no es solo apretar un botón, sino agradecer a Dios por la bendición de estar juntos. Cada imagen es testimonio de la vida familiar y comunitaria que construimos.

Reflexión: Cuando enciendas tu cámara, detente un segundo, respira, contempla la escena y di: “Señor, gracias por este momento.”


📷 2. Aprovecha la luz natural

Los celulares actuales pueden lograr maravillas con buena luz. Siempre que puedas, busca lugares bien iluminados: ventanas, patios, o al aire libre.

  • Si la reunión es bajo techo, colócate de forma que la luz venga de frente o de lado, nunca desde atrás, para evitar siluetas oscuras.
  • En exteriores, evita el sol muy fuerte de mediodía; la luz suave de la mañana o el atardecer da un brillo especial a los rostros.

🤝 3. Muestra la fraternidad

El MFC no es un lugar, ¡son las personas! Busca captar abrazos, manos unidas, miradas llenas de cariño. Más que poses forzadas, invita a las familias a ser naturales. Una sonrisa sincera vale más que una postura perfecta.

Tip: Toma varias fotos seguidas y elige la que mejor capture la alegría genuina.


4. Cuida el fondo y el encuadre

Un buen recuerdo merece un fondo ordenado. Antes de tomar la foto, observa qué aparece detrás: quita distracciones como bolsas o sillas vacías.

  • Mantén la cámara a la altura de los ojos.
  • Si es un grupo grande, organiza en filas: niños adelante, adultos atrás.
  • Prueba encuadrar de forma sencilla, dejando espacio alrededor de los rostros.

📱 5. Sácale provecho a tu celular

No necesitas un teléfono de última generación para buenas fotos. Aquí unos detalles técnicos básicos:

  • Limpia la lente antes de tomar fotos.
  • Activa la cuadrícula (grid) en la cámara: te ayudará a alinear bien las personas.
  • Evita el zoom digital; si quieres acercar, acércate tú.
  • Mantén la cámara firme o apóyala en una mesa o pared.

🙌 6. Respeta la intimidad

No todo momento necesita ser fotografiado. Hay instantes que se viven mejor sin cámara: momentos de oración profunda o confesiones personales. Pide siempre permiso para retratar a otros, sobre todo niños y familias.

Reflexión: Respetar la intimidad es parte de amar al prójimo.


🕊️ 7. Comparte con sentido

Las fotos del MFC no son solo para redes sociales; son semillas de esperanza. Asegúrate de compartir imágenes que edifiquen, que den testimonio del amor de Dios y la unión de nuestras familias.

Tip: Acompaña cada foto con una cita bíblica, una frase del Padre Pedro Richards o una frase que inspire.


❤️ 8. Preserva tus recuerdos

Guarda tus fotos de forma segura: crea carpetas con fechas y nombres de actividades. Esto ayudará a mantener viva la historia de tu comunidad y a transmitirla a las futuras generaciones.

Como dice el Deuteronomio 4,9: “Sólo cuídate y guarda tu alma con diligencia, para que no olvides las cosas que tus ojos han visto, y para que no se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; enséñalas a tus hijos y a los hijos de tus hijos.”


🙏 Finalmente… Haz de cada foto una oración

Que cada imagen sea un recordatorio del amor de Dios que nos reúne como familia y comunidad. Que al mirar nuestras fotos, podamos ver no solo rostros, sino también la acción del Espíritu Santo entre nosotros.

¡Anímate! Tu celular es una herramienta sencilla, pero tu mirada y tu fe son lo que harán que cada foto sea un testimonio de vida y esperanza.


Con cariño y unidad,
Departamento de Comunicación
Movimiento Familiar Cristiano

Periodo 2025-2026

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Consejo de Directores de la Escuela del MFC Paraguay se reúne para trabajar en el Manual de Organización

El pasado sábado 21 de junio, se llevó a cabo la reunión del Consejo de Directores de la Escuela del Movimiento Familiar Cristiano (MFC) Paraguay, en un ambiente de fraternidad, compromiso y visión compartida.

El objetivo principal del encuentro fue avanzar en la elaboración del Manual de Organización de Funciones y Procedimientos, una herramienta fundamental que permitirá clarificar y fortalecer las estructuras operativas de la Escuela, en coherencia con el carisma y la misión del MFC.

Durante la jornada, los miembros del Consejo compartieron ideas, reflexiones y propuestas que enriquecen el proceso formativo, orientado a brindar un mejor servicio a las familias y a los equipos de formación de todo el país.

Este trabajo colaborativo representa un paso más hacia una gestión más eficiente, transparente y sostenible en el tiempo.

🙏 Agradecemos profundamente a todos los participantes por su entrega, disposición y espíritu fraterno.

📸 A continuación, compartimos algunas imágenes que reflejan el compromiso y la alegría vivida durante esta jornada de trabajo.

Gracias por haber leído este artículo.

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Característica esencial en el MFC: el trabajo en equipos

118. Es característica esencial en el MFC la integración y el trabajo en equipos, que serán expresión cada vez más auténtica de comunidad cristiana abierta y eficaz.

2.1 El Equipo Base

119. Un Equipo Base es un conjunto de familias que unen sus esfuerzos en forma coordinada para alcanzar, dentro de un clima de trabajo que todos propician y del cual todos disfrutan, un objetivo común.

2.2 El Equipo Diocesano

120. El Equipo Diocesano lo forma un grupo de matrimonios y un sacerdote asesor, responsables de fomentar, promover y dirigir el MFC en la diócesis. Su labor es eminentemente de servicio más que de autoridad; este servicio se traduce en ayuda y colaboración a los matrimonios del Movimiento, para que estos logren los objetivos propuestos por el MFC, y en ser centro de unidad y coordinación. Cuenta con matrimonios encargados de apostolados específicos para lograr, por medio del Movimiento, el servicio a la comunidad.

2.3 El Equipo Nacional

121. El Equipo Nacional lo forma un grupo de matrimonios y un sacerdote asesor, encargados de orientar, promover y dirigir el MFC en cada país. Su labor es principalmente de unificación y servicio. En el Equipo Nacional los Equipos Diocesanos se hacen uno. Debe servir de puente entre el SPLA y los Equipos Diocesanos.

2.4 El Equipo SPLA

122. Secretariado del Movimiento para Latinoamérica. Su labor es unificar el Movimiento en el continente, sirviendo a los Equipos Nacionales como orientador y promotor del Movimiento. Prepara los Encuentros Latinoamericanos del MFC y está en constante comunicación con todos los países.

2.5 El Equipo Zonal

123. Es el que integra el coordinador de la zona respectiva en que están agrupados los países de América Latina, a efecto de coordinar las actividades del SPLA en cada zona. El coordinador de cada una de las cinco zonas en que se agrupan los países del continente es integrante del SPLA y es nombrado por el presidente de este.

2.6 Asamblea General Latinoamericana (AGLA)

124. La forman los presidentes y asesores de los distintos países, junto con el SPLA. Sus recomendaciones, acuerdos y resoluciones deben ser seguidos por todo el Movimiento.

3. ENCUENTROS

125. El MFC celebra periódicamente encuentros a nivel Diocesano, Nacional, Zonal y Latinoamericano. Estos no serán eventos paralelos al trabajo del Movimiento, sino que se situarán como una revisión de los mismos y una reflexión en línea prospectiva.

4. MEDIOS DE FORMACIÓN

126. El Movimiento cuenta con algunos instrumentos y técnicas para servir a sus miembros y a la comunidad en orden a la:

  • santificación de la persona,
  • integración familiar y comunitaria,
  • realización del apostolado,
  • comprensión de la Iglesia y de la sociedad civil.

4.1 Algunos de estos medios son:

Temarios, retiros, cursos, encuentros, convivencias, celebraciones litúrgicas, documentos…

4.2 Medios de información:

Algunos de estos son: correspondencia, cartas informativas, boletines.

LIBRO SUSUSU

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Características del MFC

1. Movimiento

2. Familiar

3. Cristiano

1. MOVIMIENTO

  1. El MFC es un Movimiento Apostólico que promueve los valores humanos y cristianos de la familia, a través de un proceso de autoevaluación o autoformación no escolarizado.

1.1. Movimiento dinámico

  1. Como todo movimiento es dinámico, esto es, que no está arraigado a las estructuras, tiene su propia mística y sus objetivos específicos y es evolutivo, pues se acomoda a las circunstancias del mundo y de la Iglesia.

1.2. Espiritualidad conyugal y familiar

  1. Parte de la espiritualidad conyugal y familiar abierta al mundo en el que vive y se organiza para contribuir a capacitar a sus miembros para un compromiso consciente y permanente con Latinoamérica y la Iglesia, empleando diversos medios, según lo requieran las familias concretas a las que sirve. Fomenta una actividad que deben desarrollar sus miembros y dirigentes los cuales buscarán formar una comunidad abierta y eficaz, difundiendo el amor vivido personal y comunitariamente.

1.3. Unidad latinoamericana

  1. La característica más esencial del MFC es su unidad latinoamericana, siendo uno en su estructura y en sus objetivos.

2. FAMILIAR

  1. Está integrado por familias, asesoradas por sacerdotes, formando conciencia de comunidad eclesial, con sentido misionero, en actitud de servicio a la Iglesia y al mundo. Así, esta comunidad trabaja, en medio de la gran comunidad, por medio de la familia en actitud de búsqueda, inspirada en el carisma de la familia.

3. CRISTIANO

  1. El MFC es un movimiento dentro de la Iglesia siempre renovada. Su razón de ser es asumir una parte de la misión de esa Iglesia, servidora del mundo.

3.1. Movimiento evangelizador

  1. Es un movimiento evangelizador que está unido a la jerarquía, pero no depende directamente de ella. Según el Concilio Vaticano II, hay dos tipos de Movimiento de Laicos:

1º Aquellos que la jerarquía asocia estrechamente a su misión, recibiendo el nombre de “Mandato”.

2º Aquellos “constituidos por libre elección de los seglares y dirigidos por su prudente juicio. En determinadas circunstancias, la misión de la Iglesia puede cumplirse mejor con estas obras” (Cfr. A.A. N°24).

El MFC pertenece a este segundo tipo, el cual supone unos laicos adultos y corresponsables en la misión de la Iglesia y una jerarquía en actitud abierta y no paternalista.

Nota: En 1989, la Confederación Internacional de Movimientos Familiares Cristianos (CIMFC), de la cual es parte el MFC Latinoamericano, recibió de la Santa Sede, mediante Decreto, reconocimiento canónico como “Asociación Internacional de Fieles de Derecho Privado” con base en los cánones 298 a 312 y 321 a 330 del Código de Derecho Canónico, o sea que “es un Movimiento Evangelizador que está unido a la jerarquía, pero no depende directamente de ella” (SuSuSu #72).

3.2. Comunidad misionera

  1. Esta comunidad cristiana del MFC debe ser misionera, anunciando la Buena Nueva en forma explícita, viva y comprometida.

3.3. Comunidad de fe

  1. Debe ser una comunidad de fe, acogedora de la Palabra de Dios y del Magisterio de la Iglesia, expresada en la práctica de las virtudes evangélicas y el testimonio de una vida familiar.

3.4. Comunidad de amor

  1. Debe ser una comunidad de amor, que tiene su origen en la llamada del Señor, a ser signo eficaz y circundante del amor universal de Dios a los hombres y la unión de Cristo con su Iglesia.

3.5. Comunidad de oración

  1. Debe ser una comunidad de oración, para facilitar y aumentar la unión de sus miembros, convirtiéndose en un lugar de meditación de la Palabra y de la vida sacramental, para impulsar el compromiso apostólico y el testimonio de sus miembros.

3.6. Comunidad de evangelización y catequesis

  1. Debe ser una comunidad de evangelización y catequesis para las familias que lo forman y para la sociedad. El MFC debe ser faro y mensaje creíble por la autenticidad de su testimonio y la novedad de su carisma.

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Retiro de Kerygma Juvenil en Ciudad del Este

La Diócesis de Ciudad del Este vivió un fin de semana extraordinario con la realización del Retiro de Kerygma Juvenil, que se llevó a cabo del 30 de mayo al 1 de junio en la Casa de Retiro Padre Pedro Richards. Este encuentro espiritual reunió a 57 jóvenes participantes de cuatro bases pastorales de nuestra diócesis, creando un ambiente de oración, reflexión y crecimiento en la fe.

Un Fin de Semana de Gracia y Encuentro

Durante estos tres días intensos, los jóvenes de las bases Sagrado Corazón CDE, Niño Jesús, Virgen de Fátima y Espíritu Santo tuvieron la oportunidad de profundizar en el mensaje del Kerygma, experimentando de manera personal el amor transformador de Cristo. La Casa de Retiro Padre Pedro Richards proporcionó el marco perfecto para este encuentro, ofreciendo un ambiente de recogimiento y paz que facilitó la oración y la reflexión personal.

Liderazgo Comprometido y Experimentado

El retiro contó con el liderazgo excepcional de tres parejas de coordinadores, conocidos cariñosamente como “tíos”, quienes dedicaron su tiempo y experiencia para guiar a los jóvenes en esta experiencia espiritual:

  • Lilian y José, de la base Sagrado Corazón de Jesús CDE, aportaron su carisma y experiencia pastoral
  • Laura y Juan Pablo, de la base Niño Jesús, compartieron su entusiasmo y dedicación con los participantes
  • Bianca y Arnaldo, de la base Espíritu Santo, complementaron el equipo con su testimonio de vida y compromiso

Frutos de una Experiencia Transformadora

Los 57 jóvenes que participaron en este retiro vivieron momentos únicos de encuentro personal con Jesús, fortaleciendo su fe y renovando su compromiso como discípulos misioneros. El ambiente fraterno que se generó entre las diferentes bases demostró una vez más la unidad que nos caracteriza como movimiento.

Este tipo de experiencias son fundamentales para el crecimiento espiritual de nuestros jóvenes, ofreciéndoles herramientas concretas para vivir su fe de manera auténtica y comprometida en su vida cotidiana.

Gratitud y Proyección

Agradecemos profundamente a todos los coordinadores que hicieron posible este retiro, especialmente a las parejas que asumieron el liderazgo con tanto amor y dedicación. También reconocemos el compromiso de cada uno de los 57 participantes, quienes con su apertura y entusiasmo hicieron de este encuentro una experiencia verdaderamente transformadora.

Que los frutos de este Retiro de Kerygma Juvenil continúen manifestándose en la vida de cada participante, y que el fuego del Espíritu Santo que se encendió en estos días siga ardiendo en sus corazones, llevándolos a ser testigos valientes del amor de Cristo en sus comunidades.

¡Que viva Cristo Rey en el corazón de nuestros jóvenes!

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Taller de Actualización de Kerygma

Primer Módulo del Taller de Kerygma – MFC Paraguay
31 Mayo – 1 Junio 2025

Primer Módulo del Taller de Kerygma

Escuela MFC PY – Área Predicadores

📍 Casa de Retiro San Rafael – Congregación Verbo Divino

Una experiencia transformadora

El fin de semana del 31 de mayo y 1 de junio de 2025 marcó un hito importante en la formación de nuestros predicadores del Movimiento Familiar Cristiano de Paraguay. En la serena Casa de Retiro San Rafael de la Congregación Verbo Divino – Arquidiócesis, se llevó a cabo el primer módulo del Taller de Actualización de Kerygma, dando inicio a un proceso formativo que promete profundizar la capacidad evangelizadora de nuestros hermanos predicadores.

🎯 Objetivo del primer módulo

Este encuentro inicial tuvo como propósito establecer las bases sólidas para la actualización del mensaje kerygmático, proporcionando a los participantes las herramientas necesarias para una predicación más efectiva y contextualizada en nuestros tiempos.

🎓 Actividades desarrolladas

📖 Profundización teológica

Estudio intensivo del mensaje esencial del Kerygma cristiano y su relevancia en la evangelización familiar contemporánea.

🔄 Actualización metodológica

Renovación de conocimientos y técnicas de predicación adaptadas a los desafíos pastorales actuales.

💬 Intercambio fraterno

Espacios de diálogo para compartir experiencias, testimonios de fe y mejores prácticas en el ministerio de la predicación.

🤲 Fortalecimiento comunitario

Actividades diseñadas para fortalecer los lazos de comunión y colaboración entre los predicadores del movimiento.

🔥 Renovación del compromiso

Momentos de oración y reflexión para reavivar la pasión evangelizadora y el compromiso con las familias.

🙏 Dimensión espiritual

Celebraciones eucarísticas, adoración al Santísimo y momentos de oración personal y comunitaria.

🏡 El ambiente propicio

La Casa de Retiro San Rafael proporcionó el marco perfecto para este encuentro formativo. Su ambiente de recogimiento y paz, rodeado de la naturaleza y con espacios diseñados para la oración y la reflexión, permitió que cada participante pudiera abrirse plenamente a la acción transformadora del Espíritu Santo.

🌟 Testimonios de los participantes

“Este primer módulo nos ha recordado la belleza y la urgencia del mensaje kerygmático. Nos vamos renovados y con herramientas concretas para ser mejores predicadores en nuestras comunidades.”

– Participante del taller

Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio a toda criatura

Marcos 16,15

📈 Proyección y continuidad

Este primer módulo representa solo el comienzo de un proceso formativo integral. Los participantes han demostrado un entusiasmo y compromiso que augura excelentes frutos para los próximos encuentros. El programa completo está diseñado para proporcionar una formación progresiva y sistemática que responda a las necesidades pastorales actuales.

🗓️ Próximos módulos

La Escuela MFC PY del Área Predicadores continuará con los siguientes módulos del taller, manteniendo la misma calidad formativa y el ambiente de fraternidad que caracterizó este primer encuentro. Las fechas se anunciarán próximamente.

💙 Agradecimientos

Expresamos nuestra profunda gratitud a todos los facilitadores, organizadores y participantes que hicieron posible este primer módulo. Su dedicación, entusiasmo y apertura son testimonio vivo del amor de Cristo que nos impulsa a seguir predicando la Buena Nueva en nuestras familias y comunidades.

Facilitadores Organizadores Participantes Casa San Rafael Congregación Verbo Divino

🌟 Oración final

Que el Señor continúe bendiciendo abundantemente el ministerio de nuestros predicadores y que el fruto de este primer encuentro se multiplique en cada hogar y corazón que toquen con su testimonio, mientras esperamos con expectativa los próximos módulos de formación.

🚀 ¡El camino continúa!

Este es solo el primer paso de un hermoso camino de formación. Te invitamos a seguir acompañándonos en los próximos módulos y a ser parte de esta renovación evangelizadora.

¡Que viva Cristo Rey!

¡Que viva la Virgen de Caacupé!

Movimiento Familiar Cristiano – Paraguay

Área Predicadores – Escuela MFC PY

Junio 2025 | Casa de Retiro San Rafael – Congregación Verbo Divino