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Familia: Iglesia Doméstica

1. Familia: Iglesia Doméstica al interior de sí misma

44. La familia “ha merecido muy bien, en los diferentes momentos de la historia y en el Concilio Vaticano II, el hermoso nombre de Iglesia Doméstica. Esto significa que en cada familia cristiana deberían reflejarse los diversos aspectos de la Iglesia entera” (E.N. 71), lo cual supone la vivencia familiar de la fe, la esperanza y el amor, que se han de expresar entre otras formas, en la liturgia familiar, en la comunión y participación y en la reconciliación.

45. En la familia cristiana encuentran su pleno desarrollo cuatro relaciones fundamentales de la persona humana: “paternidad, filiación, hermandad, nupcialidad. Estas mismas cuatro relaciones componen la vida de la Iglesia: experiencia de Dios como Padre, experiencia de Cristo como hermano, experiencia de ser hijos en, con y por el Hijo, experiencia en Cristo como esposo de la Iglesia. La vida en familia produce y participa en pequeño estas cuatro experiencias fundamentales; cuatro rostros del amor humano” (Puebla 583). Porque “La familia es imagen de Dios, que en su misterio más íntimo no es soledad, sino una familia. Es una alianza de personas a la que se llega por vocación amorosa del Padre, que invita a los esposos a una íntima comunidad de vida y de amor” (Puebla 582). Lo anterior manifiesta la importancia de la espiritualidad conyugal para la Iglesia Doméstica, que hunde sus raíces en el misterio trinitario.

46. En la trama de la existencia familiar se dan a la vez luces y sombras, dolores y gozos, fracasos y esperanzas, que son participación de la familia en el misterio pascual de Cristo, misterio de Muerte y Resurrección.

2. Familia: Iglesia Doméstica como evangelizadora

47. La familia, Iglesia Doméstica, se va haciendo evangelizadora tanto dentro de ella como hacia la comunidad, anunciando la Buena Nueva a través del testimonio, la proclamación explícita del mensaje de Jesús, en unión con la Iglesia, y como partícipes en la construcción del Reino (E.N. 21, 22, 23, 24).

48. “La familia, al igual que la Iglesia, debe ser un espacio donde el Evangelio es transmitido y desde donde este se irradia” (E.N. 71).

49. Para la realización de la persona es fundamental que al interior de la familia cada uno dé, a través de su amor, la Buena Nueva del amor de Dios como mensaje de salvación. “Dentro pues de la familia… todos los miembros de la misma evangelizan y son evangelizados. Los padres no solo comunican a los hijos el Evangelio, sino que pueden, a su vez, recibir de ellos este mismo Evangelio profundamente vivido” (E.N. 71).

50. Hacia la comunidad, la familia, como Iglesia Doméstica está llamada a ser evangelizadora, profética y liberadora (Cfr. Puebla 591).

51. La familia no podrá transmitir la fe si esta no está arraigada en lo profundo e identificada con la vida, para poder proponerla en un diálogo abierto al mundo y a su momento histórico insertándose en los acontecimientos y comprometiéndose con el hombre y su historia.

52. La familia, Iglesia Doméstica, responde “aquí y ahora” a la interpelación del Señor. Para ello debe escrutar los signos de los tiempos y conocer la realidad en que vivimos y viven nuestros hermanos, concientizándose de la situación de injusticia de todo orden (religioso, social, cultural, económico y político) con el fin de anunciar en esta realidad la salvación de Cristo, y denunciar todo aquello que va contra la dignidad de la persona humana: “¿cómo proclamar el mandamiento nuevo, sin promover, mediante la justicia y la paz, el verdadero, el auténtico crecimiento del hombre?” (E.N. 31).

3. El MFC, medio eficaz para vivir Iglesia Doméstica

53. El MFC busca ser medio eficaz para que la familia vaya entendiendo lo que significa la espiritualidad conyugal y la Iglesia Doméstica, capacitándola para que viva esta espiritualidad entre sus miembros, y también con otras familias, con el fin de que puedan servir a la misión que toda Iglesia tiene que realizar (Cfr. A.A. 19).

Con este fin se procura:

  • Buscar medios para que se viva la espiritualidad conyugal.
  • Tratar de que sus miembros logren una vida integral en la que se rompa el dualismo: fe y vida.
  • Hacer conscientes a sus miembros de lo que significa que la familia es Iglesia Doméstica, donde se vive el vínculo del amor, de comunidad y vida, de fe y de oración, de testimonio y compromiso.
  • Encontrar medios para que la familia, Iglesia Doméstica, no sea una isla, sino que debe integrarse a otras familias, para vivir una auténtica vida de comunidad cristiana, con el fin de obtener elementos para ser fermento en la comunidad.

LIBRO SUSUSU

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¿Qué dicen los documentos de la Iglesia con relación a los laicos y a la familia cristiana, especialmente en América Latina?

Los laicos, que desempeñan parte activa en toda la vida de la Iglesia, no solamente están obligados a cristianizar el mundo, sino que además su vocación se extiende a ser testigos de Cristo en todo momento en medio de la sociedad humana.

Dice el Concilio: «La vocación cristiana, por su misma naturaleza, es también vocación al apostolado» (Decr. Apostolicam actuositatem [AA], 2). Se trata de una llamada que es común, «como común es la dignidad de los miembros, que deriva de su regeneración en Cristo; común la gracia de la filiación; común la llamada a la perfección: una sola salvación, única la esperanza e indivisa la caridad» (LG, 32)

La vocación al apostolado se identifica con la vocación cristiana, comunica el espíritu que recibió a través del testimonio y por la Palabra (LG 33).

Los laicos, que desempeñan parte activa en toda la vida de la Iglesia, no solamente están obligados a cristianizar el mundo, sino que además su vocación se extiende a ser testigos de Cristo en todo momento en medio de la sociedad humana (LG 33).

Los laicos consagran el mundo a Dios (LG 34); comprometidos con el trabajo, con la cultura y con la sociedad, dilatan el Reino de Dios (LG 36).

En la Constitución Pastoral Gaudium et Spes se pide a los matrimonios cristianos el compromiso de transformar las estructuras (N° 43).

En la Apostolicam Actuositatem “los laicos deben tomar conciencia de la riqueza de los carismas que recibieron del Espíritu Santo y los pastores no deben tener miedo de reconocer y valorar esa riqueza, en la tarea de examinar todo, sin extinguir el Espíritu” (3) y más adelante… “para lograr con mayor felicidad los fines de su apostolado, puede resultar conveniente que las familias se reúnan en asociaciones…” reconociendo algo que ya se está realizando.

En 1967 Paulo VI visita las Naciones Unidas y da a conocer Populorum Progressio.

En Medellín se define la misión de la familia como “formadora de personas, educadora en la fe y promotora del desarrollo (III.2) que posteriormente el Santo Padre Juan Pablo II reafirma en Familiaris Consortio (N° 17) cuando menciona los “cuatro cometidos generales de la familia: formación de una comunidad de personas, servicio a la vida, participación en el desarrollo de la sociedad y participación en la vida y misión de la Iglesia”. “Ser Iglesia Doméstica es ser el lugar donde se edifica la santidad y desde donde el mundo y la Iglesia pueden ser identificados” (FC 55).

La Evangelii Nuntiandi (N° 70) dice de los laicos “…el campo propio de su actitud evangelizadora es el mismo mundo vasto y complicado de la política, de la realidad social, y de las artes, de la vida internacional, de los medios de comunicación social y el amor, la familia, la educación de los niños y adolescentes, el trabajo profesional y el sufrimiento…” y el número siguiente… (71) “no se puede dejar de realizar la acción evangelizadora de la familia”.

En Puebla (793) se le recuerda al laico que debe actuar como fermento en la masa, allí debe testimoniar su fe y construir el Reino. Para el cristiano no basta la denuncia de injusticias; a él se le pide que sea verdadero testimonio y agente de justicia.

En diciembre de 1988 se da a conocer la Exhortación Apostólica Christifidelis Laici que, haciendo mención al Sinodo realizado el año anterior, dice: “estuvo presente una calificada representación de fieles laicos, hombres y mujeres que dieron una preciosa contribución a los trabajos del Sínodo” (N° 2). Más adelante, “en virtud de su dignidad bautismal común, el fiel laico es corresponsable juntamente con los ministros ordenados y con los religiosos y religiosas, por la misión de la Iglesia” (N° 15).

En Centessimus Annus Juan Pablo II señala: “… la primera estructura fundamental a favor de la “ecología humana” es la familia, en cuyo seno el hombre recibe las primeras nociones sobre la verdad y el bien, aprende qué quiere decir amar y ser amado, y, por consiguiente, qué quiere decir en concreto ser persona… la familia constituye la sede de la cultura de la vida” (N° 39).

“Dado que los designios de Dios sobre el matrimonio y la familia afectan al hombre y a la mujer en su concreta existencia cotidiana, en determinadas situaciones sociales y culturales, la Iglesia, para cumplir su servicio, debe esforzarse por conocer el contexto dentro del cual el matrimonio y familia se realizan hoy. Este conocimiento constituye consiguientemente una exigencia imprescindible de la tarea evangelizadora…” (FC 4).

LIBRO SUSUSU

LG Lumen Gentium

FC Familiaris Consortio

Evangelii Nuntiandi

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El MFC y la nueva evangelización

Es una exigencia de los movimientos familiares presentar un Cristo auténtico dentro de la Iglesia por Él fundada y servir a la gente como verdaderos caminos de santidad. Ciertamente, hay familias “sanas y fuertes” que son objeto y sujeto de evangelización, pero también crece el sector de familias con dificultades. Desde la “opción preferencial por los pobres”, los movimientos familiares encuentran allí un campo propicio para la Nueva Evangelización.

Es por eso que la metodología de la Nueva Evangelización aplicada a la Pastoral Familiar, de la que el MFC es parte, apunta a lo grupal y participativo, donde se aporta la vivencia de las propias realidades y se ayudan unos a otros, iluminados por la Palabra de Dios, a encontrar las respuestas y los compromisos a que los llama la fe.

Es entonces, desde el núcleo familiar, donde se proyectan con fuerza a cambiar el mundo desde dentro. Por ello, al “hacer de la Iglesia la casa y la escuela de comunión”, ¡con qué fuerza deberá tomarlo la familia como “Iglesia Doméstica”, para ser la matriz de donde se alimenta esa espiritualidad que irradia al cuerpo eclesial y al mundo entero! El MFC no puede quedar afuera ignorando estas realidades.

Debe, una vez más crear un espíritu crítico para analizarlas, con técnicos que tengan en cuenta los valores éticos, morales y lo que la Iglesia ya haya aportado dentro de su magisterio, para ser portadores de la palabra justa y sensata, que promueva siempre una opinión formada que responda al Mensaje de Salvación.

El MFC tampoco debe quedarse en proteger a las familias contra las influencias disgregadoras que el mundo ejerce sobre ellas, sino preparar a las familias para que se incorporen críticamente al mundo, siendo parte de sus estructuras sociales intermedias, influyendo en las actividades educativas, políticas y promocionales en búsqueda de transformaciones sociales capaces de permitir que todas las familias se realicen plenamente como auténticas familias.

El progreso de las ciencias humanas y de la técnica, la complejidad del mundo moderno, su acelerada evolución y rápidas transformaciones que alteran los valores sociales, culturales y religiosos, obligan al MFC a mantenerse en atenta observación crítica de esos fenómenos, analizándolos permanentemente, para descubrir las respuestas que cada momento exige. (Aquí y ahora #3).

OPCIÓN PEDAGÓGICA

    Todo esto tiene que ver con la opción pedagógica que el MFC asume para su misión evangelizadora “anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios, que se hace presente en el mundo cada vez que la Justicia y la fraternidad irrumpen y se manifiestan donde predominaba la injusticia, el desamor, la dominación y la opresión.

    Se trata de comunicar a todos que el Plan de Dios para los hombres es su plena humanización. Con ella se edifica el Reino anunciado, que solo se realizará a plenitud al final de los tiempos, pero que se va haciendo en el curso de la historia mediante conquistas parciales y limitadas. El MFC proclama que aunque el Reino en su plenitud sea un don de Dios, su construcción a lo largo de la historia es una misión delegada al hombre.

    Considera, al mismo tiempo, que no existen acciones neutras en la búsqueda de soluciones para los problemas humanos; toda solución será siempre más o menos humanizadora o deshumanizadora. De este modo, no hay separación posible entre fe y vida; todas las acciones humanas están referidas a la construcción del Reino de Dios, contribuyendo o conspirando contra la realización del proyecto de Dios.

    Por esto, el MFC, en su acción pedagógica, busca la integración entre fe y vida, superando toda forma de dualismo e iluminando la búsqueda de soluciones a los problemas humanos con la Palabra de Dios, la cual orienta siempre las acciones humanas hacia los caminos de humanización del hombre.

    Las referencias bíblicas sistemáticamente utilizadas para iluminar la búsqueda de soluciones a los problemas humanos, contribuyen a que los que participan en ella comprendan progresivamente la historia de la Salvación-Liberación. Así, la OPCIÓN PEDAGÓGICA del MFC es simultáneamente y en forma integrada, pedagogía de la fe cristiana, desde la Creación hasta la Salvación-Liberación de Jesucristo.

    Por ser un movimiento familiar, la familia y su problemática reciben atención especial en la acción pedagógica del MFC. Sin embargo, el MFC está igualmente atento al riesgo del “familismo” que pretende poner a la familia como fin de su acción. El objetivo final del MFC es el anuncio y la construcción del Reino; al movilizar y preparar a las familias para que sean efectivas y eficaces en esa misión, la familia no constituirá un fin en sí misma, sino un medio para la realización del objetivo final: la construcción del Reino.

    Para alcanzar ese objetivo, el MFC procura articular estrechamente el campo de la problemática familiar con el universo más amplio de la problemática social, denunciando los mecanismos socioeconómicos, políticos y culturales que condicionan el comportamiento y las relaciones al interior de la familia, que generan los problemas a los cuales se busca solución.

    Dicha articulación entre lo familiar y lo social debe motivar acciones concretas y efectivas por parte de las familias sobre el ambiente y las relaciones sociales más amplias, con el fin de neutralizar sus presiones disgregadoras, raíces de los problemas familiares.

    La comprobación de esas presiones disgregantes apunta hacia la responsabilidad social de la familia. Con ella se concreta su inserción en la misión de construir el Reino de Dios, asumiendo la lucha por la creación de una sociedad más justa y más fraterna, en la cual todas las familias tengan posibilidades de realizarse como tales y de cumplir su función social.

    En esta opción pedagógica del MFC, los destinatarios de su acción de formación son también sujetos del proceso. Corresponde a los agentes o animadores iluminar el camino, al asumir la función de integrar fe y vida, familia y sociedad. Esta perspectiva requiere metodologías adecuadas para la participación activa de todos los que están involucrados en el proceso pedagógico. La opción pedagógica del MFC se resume en la profunda interacción entre Fe y vida, entre el universo familiar y el social, que lleva a asumir libremente la responsabilidad de la construcción de un mundo más justo y más fraterno en la perspectiva de la fe” (Aquí y Ahora Nº 5).

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    Las Necesidades de la Familia como Transmisora de la Fe

    La Familia como Transmisora de la Fe – Blog

    Las Necesidades de la Familia como Transmisora de la Fe

    Reflexiones sobre la evangelización, educación y espiritualidad familiar en el mundo contemporáneo

    📖
    Evangelización de la Familia

    En el mundo actual, la familia enfrenta desafíos únicos en su misión evangelizadora. Los cambios sociales y culturales han creado nuevas necesidades que requieren una aproximación renovada al mensaje del amor y la salvación.

    Desafíos principales: Las dificultades para transmitir el mensaje de amor-salvación tanto dentro del núcleo familiar como hacia una sociedad marcada por el pecado, la injusticia y la opresión.

    Finalizando el siglo XX, impregnado de materialismo, el ser humano busca espacios que llenen sus vacíos existenciales. Como consecuencia, se observa la expansión de sectas, espiritismo y devociones populares que prometen soluciones rápidas sin mayor esfuerzo.

    La nueva evangelización ofrece nuevos instrumentos para presentar, encarnar, vivir y proclamar la Palabra de Dios, constituyendo un desafío para las familias modernas.

    🎓
    Educación de la Fe

    La desaparición de la llamada “era de cristiandad” ha generado necesidades específicas en la educación de la fe. Las familias deben educar para que la fe sea una opción libre, personal y consciente.

    Las familias enfrentan la realidad de no poder transmitir la fe de la misma manera como la recibieron, especialmente cuando esta no está arraigada en la vida y comprometida con el ser humano.

    Desafío central: La sacramentalización sin evangelización, vivida especialmente en un continente con inquietudes religiosas, pero cuya fe es en general superficial y aún supersticiosa.

    👥
    Tipos de Cristianos en América Latina

    La renovación iniciada con el Vaticano II, Medellín y Puebla ha generado diversos tipos de respuesta cristiana en nuestro continente:

    Religiosidad Popular

    Responde tradicionalmente a costumbres lugareñas, a veces con elementos sincréticos de culturas indígenas y afro.

    Conservadores

    Buscan recuperar espacios ante la pérdida de valores considerados fundamentales.

    Tradicionalistas

    Mantienen una línea verticalista, apegados estrictamente a la jerarquía.

    Comprometidos

    Se esfuerzan por encarnar el Evangelio en la cultura popular y hacer realidad la opción por los pobres.

    Clericalistas

    Su compromiso se centra en apoyar al sacerdote, convirtiéndose en “ayudantes del cura”.

    Buscadores

    Desean profundizar su fe compartiendo experiencias de vida en grupos y comunidades.

    La Iglesia Doméstica

    En un mundo de cambios rápidos, la familia necesita revalorizar su misión como Iglesia Doméstica, constituyendo un punto de apoyo, oración y apostolado para ser una célula viva de la Iglesia.

    La familia cristiana es “Iglesia Doméstica”, primera comunidad evangelizadora. Es necesario hacer de la pastoral familiar una prioridad básica, sentida, real y operante.

    El Movimiento Familiar Cristiano (MFC) ha sido pionero en promover el apostolado familiar y la espiritualidad conyugal, adelantándose al reconocimiento oficial de la familia como “Iglesia Doméstica”.

    Espiritualidad Encarnada

    La espiritualidad no es solo una parte de la vida, sino una vida entera guiada por el Espíritu de Jesús. No se aparta de la vida cotidiana ni de las ocupaciones, profesiones u oficios.

    Características de la espiritualidad encarnada:
    • Contempla la Gloria de Dios en cada persona, en la historia y en la creación
    • Asume la cultura, la historia y el lugar geográfico
    • Transforma los elementos negativos en vida nueva
    • Realiza signos de salvación y santidad en la condición humana

    Esta espiritualidad integrada contempla las dimensiones humanas: corporeidad, afectividad, emociones, racionalidad, creatividad y sociabilidad, sin evadir la historia ni la responsabilidad hacia los necesitados.

    ❤️
    La Familia y la Espiritualidad

    La experiencia familiar embebida de esta espiritualidad es rica en vivencias y relaciones igualitarias, promotoras del respeto a la dignidad y las diferencias. Posibilita un diálogo real y la participación de todos los integrantes.

    Los laicos, hombres y mujeres, deben hacer del hogar, de la cátedra, del centro laboral el verdadero altar de la vida, testimoniando con la propia vida y dando a conocer el rostro de Dios-Amor.

    Esta espiritualidad vivida permite ser protagonistas de una historia en construcción junto a otros cristianos y no cristianos, construyendo condiciones más humanas en este mundo y globalizando la esperanza y la solidaridad.

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    Campo de Acción del MFC en la Pastoral

    Movimiento Familiar Cristiano en América Latina

    2. CAMPO DE ACCIÓN EN LA PASTORAL

    La necesidad de la organización dentro de la Iglesia de una Pastoral Familiar, surge en América Latina, gracias al impulso y los aportes del MFC, por lo que es de rigor que el MFC permanezca integrado en la Pastoral de Conjunto. Debe intensificarse el esfuerzo del MFC por promover las vocaciones religiosas latinoamericanas, tanto misionales como laicales.

    El MFC Latinoamericano tiene bien definidos sus objetivos, carisma, mística, su vida, su ser y su acción en “EL MFC, SU SER, SU VIDA Y SU ACCIÓN”, asumido por la X AGLA en 1979 y editado en 1980. Sin embargo, por los grandes cambios del mundo en que estamos inmersos, creemos oportuna una puesta al día en su accionar.

    Es decir, las condiciones de dentro y fuera de la familia hacen que el MFC, como Movimiento que es, se mantenga actualizado a través de su historia para ser fiel a las necesidades de la familia y de la Iglesia en su acción evangelizadora, y ser así respuesta a los desafíos que nos plantean los nuevos signos de los tiempos, cumpliendo su misión profética.

    Numeral 153

    El campo de acción del MFC es la familia. Esta es una realidad viva y, por tanto, cambiante; es sujeto de todas las influencias y cambios de la sociedad; es nuestro primer campo de acción donde, con criterio amplio, abierto, lleno de fe y comprensión, debemos llevar nuestro mensaje de educación en el amor.

    2.1. Esta acción se dirige al interior de la familia:

    • Ayudando a los cónyuges a vivir el amor.
    • Ayudando a los padres e hijos a vivir la familia
    • Preparando a sus miembros para que den un testimonio de auténtica vida cristiana en lo personal, conyugal, familiar y social, dentro de los diferentes ambientes donde cada uno le corresponde actuar.
    • Ayudando a los novios y a los jóvenes a prepararse para la vida de familia.

    2.2. A través de la familia actuará en el campo social

    Numeral 154

    2.2.1. El MFC promoverá el campo de lo social a través de la familia:

    A) Concientizando:

    1. A la familia marginada sobre sus derechos y deberes.

    2. A las familias que tienen bienes de cualquier tipo, sobre la situación de injusticia, para que ellas contribuyan al bien de la comunidad con una actitud de servicio.

    B) Asumiendo posiciones políticas como colectividad, contra aquello que afecte a la familia.

    C) Mediante el testimonio de vida de sus miembros.

    D) Tratando de llevar a la práctica un cambio hacia un orden nuevo, para adecuarse al mundo y a la Iglesia en el momento actual y en la realidad latinoamericana.

    2.2.2 Promoviendo un laicado corresponsable que ayude a modificar las estructuras de la Iglesia.

    2.2.3 Estando conscientes de la posibilidad de ser usados como instrumento de entidades políticas e ideologías opuestas.

    3. AL INTERIOR DEL MFC COMO INSTITUCIÓN

    Numeral 155

    3.1. Formar y capacitar a sus miembros (matrimonios, viudas, jóvenes, separados), permanentemente y a todos los niveles.

    3.2. Fomentar la vivencia de la fe en equipos, para que formen verdaderas comunidades.

    3.3. Evangelizar a sus miembros para que lleguen a ser verdaderos evangelizadores.

    3.4. Promover a sus directivos laicos para que lleguen a ser verdaderos dirigentes y a los sacerdotes asesores, para que se desempeñen como tales en el ejercicio de su misión sacerdotal.

    3.5. Adecuarse al mundo y a las exigencias de la Iglesia actual, en la realidad latinoamericana. Esto exige de sus miembros una actitud permanente de conversión personal y familiar.

    La familia es la primera célula de la sociedad, foco de la educación y formación de los hijos, por lo tanto, es el centro de dicha Pastoral.

    LIBRO SUSUSU

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    Cuando el amor conyugal moldea el corazón de los hijos

    La nueva realidad de las relaciones conyugales

    En el mundo actual, donde los cambios culturales ocurren a velocidad vertiginosa, la familia enfrenta desafíos sin precedentes. El matrimonio, como núcleo fundamental de la sociedad, requiere más que nunca de solidez, madurez y compromiso para enfrentar estas transformaciones y proveer a los hijos un entorno estable para su desarrollo. Sin embargo, esta misión trascendental solo es verdaderamente posible cuando Dios ocupa el centro de la vida familiar.

    Hoy, como nunca antes, la relación matrimonial necesita estar fundamentada en un amor consciente, maduro, fiel y plenamente comprometido. Los elementos externos que en épocas pasadas sostenían la estabilidad conyugal (a veces solo en apariencia) han ido desapareciendo, dejando al descubierto la verdadera esencia de lo que debe ser una unión conyugal: complementariedad genuina y entrega mutua.

    En esta nueva dinámica, la vida debe ser compartida en todos sus aspectos y necesidades. Cualquier falla en esta complementación, incluso momentánea, puede poner en riesgo la vida en común, haciendo que la estructura familiar se tambalee. Por ello, la presencia de Dios como fundamento del amor conyugal se vuelve indispensable, pues solo Él puede dar la fortaleza necesaria para mantener vivo ese compromiso a través de las dificultades.

    Dios como centro de la vida matrimonial y familiar

    El matrimonio que coloca a Dios en el centro de su relación encuentra:

    • Una fuente inagotable de amor: El amor humano, por sí solo, es frágil y limitado. Cuando los esposos reconocen que su capacidad de amar proviene de Dios, pueden superar sus propias debilidades y limitaciones.
    • Fortaleza en las dificultades: Las crisis matrimoniales, inevitables en toda relación humana, encuentran un apoyo firme en la fe compartida y en la certeza de que Dios acompaña el camino de la familia.
    • Un horizonte de sentido: La presencia de Dios otorga una dimensión trascendente al proyecto familiar, elevándolo más allá de las satisfacciones inmediatas hacia un propósito eterno.
    • Valores sólidos: Los principios morales y espirituales que emanan de la fe proporcionan un fundamento seguro para la educación de los hijos.

    Sin Dios en el centro de la vida matrimonial, incluso los mejores esfuerzos humanos resultarán insuficientes ante los desafíos que enfrenta la familia contemporánea.

    Transformaciones en la función familiar

    Los nuevos paradigmas culturales han producido cambios profundos en la concepción y función de la familia:

    • Cambios en la función biológica: Hemos pasado de una supervaloración de la procreación como finalidad principal del matrimonio, a una supervaloración de la relación sexual como vínculo exclusivamente orientado al desarrollo personal, separándola de su dimensión procreadora.
    • Redistribución de roles: La familia contemporánea ha redefinido los papeles tradicionales. Ya no se concibe automáticamente a la mujer como administradora exclusiva del hogar, ni al hombre como único proveedor. Hoy, ambos cónyuges buscan compartir tanto las cargas como las ventajas de la vida familiar.

    Ante estos cambios, solo una visión iluminada por la fe permite discernir lo que es verdaderamente esencial para el bien de la familia y de cada uno de sus miembros.

    La importancia de un matrimonio sólido en la formación de los hijos

    1. Testimonio vivo de amor

    Los hijos aprenden principalmente por lo que ven, no por lo que se les dice. Un matrimonio sólido, fundamentado en Dios, enseña a los hijos mediante el ejemplo cotidiano valores fundamentales como:

    • El respeto mutuo
    • La comunicación abierta
    • La resolución pacífica de conflictos
    • La fidelidad y el compromiso
    • La generosidad y el servicio
    • La fe vivida en lo cotidiano

    2. Seguridad emocional

    Cuando los hijos perciben que existe un vínculo fuerte y estable entre sus padres, sostenido por el amor de Dios, desarrollan un sentido de seguridad emocional que les permite:

    • Explorar el mundo con confianza
    • Establecer relaciones saludables
    • Desarrollar una autoestima sólida
    • Gestionar mejor sus emociones
    • Construir una relación personal con Dios

    3. Base para el desarrollo integral

    Un hogar donde los padres mantienen una relación armoniosa, enraizada en valores espirituales, proporciona el ambiente ideal para el desarrollo integral de los hijos:

    • Físico: atención a necesidades básicas y hábitos saludables
    • Cognitivo: estímulo intelectual y apoyo educativo
    • Social: aprendizaje de habilidades relacionales
    • Espiritual: transmisión de la fe y sentido de trascendencia

    El valor de la presencia parental

    En tiempos donde ambos padres frecuentemente trabajan fuera del hogar, la calidad de la presencia se vuelve tan importante como la cantidad:

    Presencia física

    No se trata simplemente de estar en el mismo espacio físico, sino de estar disponible, accesible y receptivo a las necesidades de los hijos. Esto implica:

    • Dedicar tiempo exclusivo a la familia
    • Participar en actividades cotidianas
    • Crear rituales familiares significativos, incluidos los momentos de oración y celebración de la fe

    Presencia emocional

    Más allá de la presencia física, los hijos necesitan padres emocionalmente disponibles que:

    • Escuchen activamente
    • Validen sus sentimientos
    • Ofrezcan orientación y apoyo
    • Muestren interés genuino por su mundo interior
    • Compartan sus propias experiencias de fe

    Presencia formativa

    Los padres son los primeros y principales educadores de sus hijos, especialmente en la fe. Esta responsabilidad implica:

    • Transmitir valores y principios cristianos
    • Establecer límites claros y consistentes
    • Fomentar la autonomía responsable
    • Ser mentores en el desarrollo del carácter
    • Presentar a Dios como un Padre amoroso

    Construyendo un matrimonio fuerte en tiempos de cambio

    Para enfrentar los desafíos actuales y ser padres efectivos, las parejas necesitan:

    1. Comunicación profunda: Ir más allá de lo superficial, compartiendo sueños, temores, necesidades y expectativas.
    2. Priorizar la relación conyugal: Recordar que un matrimonio sólido es el mejor regalo para los hijos.
    3. Adaptabilidad: Flexibilidad para ajustarse a los cambios sin perder la esencia del compromiso.
    4. Corresponsabilidad: Compartir equitativamente tanto las responsabilidades como las alegrías de la vida familiar.
    5. Crecimiento mutuo: Buscar oportunidades para desarrollarse como personas y como pareja.
    6. Vida espiritual compartida: Orar juntos, participar en la vida de la comunidad de fe y nutrir la dimensión espiritual del matrimonio.
    7. Confianza en la providencia divina: Reconocer que los esfuerzos humanos, por valiosos que sean, necesitan ser sostenidos y completados por la gracia de Dios.

    Conclusión

    En un mundo de cambios acelerados donde las estructuras tradicionales se redefinen, la necesidad de matrimonios sólidos y padres presentes se vuelve más crucial que nunca. Sin embargo, esta tarea solo es plenamente realizable cuando se fundamenta en Dios como fuente del verdadero amor y fortaleza para la familia.

    Los hijos necesitan el testimonio de una relación conyugal fundamentada en el amor maduro, consciente y comprometido, que les brinde seguridad, orientación y ejemplo para su propio desarrollo. Pero este amor humano, por sí solo, es insuficiente; necesita ser nutrido constantemente por el amor divino que lo trasciende y le da sentido.

    El desafío para las parejas de hoy consiste en construir una relación que integre los valores fundamentales del matrimonio con una visión renovada de la complementariedad, adaptada a las necesidades del mundo contemporáneo, y centrada firmemente en la fe en Dios. Solo así podrán ofrecer a sus hijos el ambiente propicio para crecer como personas plenas, capaces de construir a su vez relaciones saludables y una sociedad más humana y más cercana al plan divino para la familia.

    Libro SUSUSU – SU ACCIÓN

    Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada. Así deben amar los maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer se ama a sí mismo. Porque nadie aborrece jamás su propia carne; antes bien, la alimenta y la cuida con cariño, lo mismo que Cristo a la Iglesia, pues somos miembros de su cuerpo. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una carne. Gran misterio es este, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia. En todo caso, también ustedes, que cada uno ame a su mujer como a sí mismo; y la mujer, que respete al marido. Efesios 5, 25-33

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    Objetivo general del MFC

    1. El MFC en su Estatuto Latinoamericano, señala su objetivo general, así:

    “El Movimiento Familiar Cristiano es un movimiento de Iglesia, de ámbito latinoamericano, cuyo objetivo es la evangelización y la promoción de la familia, desarrollando sus valores humanos y cristianos, a fin de capacitarla para cumplir su misión de formadora de personas, educadora en la fe y promotora del bien común y defensora de la vida“.

    1. La familia formadora de personas

    1. Si la persona es imagen creada suprema del Dios comunitario, formarla es ayudarla y sostenerla a que sea plenamente la imagen de ese Dios, impulsándola a su realización en la apertura a los demás. La persona se forma en un ambiente o comunidad de amor, en un ejercicio de amor, porque se le enseña a amar. Esto supone:
    • Ayudar y sostener a cada persona a que sea plenamente la imagen de Dios.
    • Descubrir, respetar y promover los valores individuales de cada uno de los integrantes de la familia.
    • Crear una nueva forma de educación para el amor desde la infancia.
    • Valorar a los jóvenes, considerándolos como personas y como signo profético de los tiempos.
    • Asumir, por parte de cada miembro de la familia, el papel de amor salvación que a cada uno corresponde dentro del hogar, de la sociedad y de la Iglesia.
    • Descubrir el hogar como comunidad de vida y de amor que educa para el amor.

    2. La familia educadora en la fe

    1. Educar en la Fe es ayudar, sostener y orientar en el camino del encuentro interpersonal con Cristo, Amor del Padre manifestado a los hombres.

    Al acentuar la vivencia del Sacramento del Matrimonio, la familia es verdaderamente la Iglesia Doméstica, que se proyecta como signo de salvación integral. Esto requiere una actitud permanente de conversión personal y que la educación en la fe sea coeducación entre padres e hijos, en un clima de amor y de diálogo.

    1. Para que la familia cumpla con su misión de educadora en la fe es necesario “dotarla de elementos que le restituyen su capacidad evangelizadora, de acuerdo con la Doctrina de la Iglesia (Familia, Medellín).

    Educar en la fe es:

    • Ayudar, sostener y orientar en el camino del encuentro interpersonal con Cristo.
    • Acentuar la vivencia del Sacramento del Matrimonio.
    • Hacer de la familia una Iglesia Doméstica, signo de salvación integral.
    • Dotar a la familia de elementos que le restituyan su capacidad evangelizadora.

    3. La familia, promotora del bien común

    1. El que la familia del MFC sea promotora del bien común implica un cambio en lo personal y en lo familiar para:

    Ser promotora del bien común por medio de una conversión que implique:

    • Realizar un cambio en lo personal y lo familiar para cooperar en la transformación hacia el desarrollo integral, por medio de unas estructuras sociales más justas.
    • Integrar a la familia en la labor pastoral de la Iglesia y en el proceso de liberación de todas las esclavitudes que nos atan.

      4. Defensora de la vida

      Ser una familia defensora de la vida comienza con valorar la vida y la familia misma. No se defiende lo que no se valora, y esta valoración debe ser tanto intelectual como del corazón y la experiencia. Los testimonios son fundamentales para aprender a valorar el don de la vida y la familia. Es importante hacer visibles las alegrías y bienes que traen los hijos… como respuesta a la propaganda que los presenta como problemas.

      Libro de SUSUSU 

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      Evangelizando en Comunidad: La Misión del MFC

      El Movimiento Familiar Cristiano (MFC) es un movimiento de laicos comprometidos con la evangelización y el fortalecimiento de la familia cristiana. Trabajamos en equipos que buscan transformarse en auténticas comunidades cristianas, donde se vive la fe, la esperanza y el amor fraterno.

      Aunque sabemos que no podemos abarcar toda la problemática familiar y social actual, como parte activa de la Iglesia, contribuimos a iluminar la realidad del ser humano y la familia con la Buena Noticia: es posible construir juntos el Reino de Dios, un mundo más humano, más justo y más fraterno.

      En un entorno donde los valores familiares auténticos parecen perderse, el MFC asume el desafío de ser testimonio vivo y denuncia profética ante los males de la sociedad actual. A través de nuestra actuación apostólica, realizamos la misión que la Iglesia nos ha encomendado: formar familias cristianas que sean luz en medio de la oscuridad.

      Jornada Intensa de Evangelización: Nuestro Fin de Semana

      Este fin de semana ha sido verdaderamente bendecido para nuestra comunidad del MFC. Tuvimos la dicha de realizar dos actividades fundamentales para nuestra misión evangelizadora:

      Retiro de Kerygma

      El sábado se llevó a cabo nuestro esperado Retiro de Kerygma, donde varios matrimonios participaron en un encuentro profundo con el mensaje central del Evangelio. La jornada comenzó con dinámicas de integración y continuó con charlas testimoniales que movieron corazones. Los participantes experimentaron un renovado fervor por la fe, compartiendo experiencias personales que fortalecieron los lazos comunitarios.

      Agradecemos especialmente a los matrimonios que asistieron y a los matrimonios servidores que hicieron posible este espacio de encuentro con Cristo. Los matrimonios salieron renovadas, con herramientas concretas para vivir su fe en el hogar y transmitir esos valores a sus hijos.

      Jornada de Kerygma

      El domingo continuamos con nuestra Jornada de Kerygma, enfocada en el anuncio gozoso del Evangelio y la invitación a formar parte de nuestra comunidad. Durante esta jornada pudimos profundizar en el servicio, la oración comunitaria y el compromiso apostólico.

      La participación fue destacable, con varios matrimonios que regresaron a sus hogares con entusiasmo por integrarse al movimiento. Los testimonios compartidos reflejaron el poder transformador de vivir la fe en comunidad y el impacto positivo que esto tiene en la vida matrimonial y familiar.

      Jornada Anual de Animadores Juveniles en Campo 9

      Un momento destacado de este fin de semana fue la participación de nuestros jóvenes en la Jornada Anual de Animadores Juveniles realizada en Campo 9, Diócesis de Coronel Oviedo. Este encuentro formativo reunió a jóvenes líderes de diversas comunidades, todos comprometidos con la evangelización juvenil.

      Los animadores regresaron revitalizados, con nuevas herramientas pastorales y con una red de apoyo ampliada, listos para implementar lo aprendido en sus respectivas comunidades. Esta experiencia confirma que la formación continua de nuestros líderes juveniles es fundamental para asegurar la continuidad y el crecimiento del MFCJ.

      Curso SUSUSU en varias Diócesis

      SU SU SU (SU Ser, SU Vida, SU Acción)

      Como parte de nuestro compromiso con la formación integral continua, este fin de semana también se llevó a cabo el Curso SUSUSU en varias diócesis del país. Este programa formativo, cuyo nombre evoca el SU SU SU (SU Ser, SU Vida, SU Acción) , busca dar a conocer y amar más a nuestro querido movimento. “Amamos lo que conocemos”.

      Los matrimonios servidores y experimentados del MFC, compartieron informaciones importantes.

      Los asistentes destacaron la metodología vivencial del curso, que combina la enseñanza teórica con ejercicios prácticos que pueden implementarse inmediatamente en la vida cotidiana. Las dinámicas grupales permitieron crear redes de apoyo entre las familias, fomentando el sentido de pertenencia a una comunidad que comparte valores y desafíos similares.

      Al concluir el curso, los participantes renovaron su compromiso de ser “iglesias domésticas” donde se vive y transmite la fe a las nuevas generaciones. Este programa sigue demostrando ser una herramienta efectiva para fortalecer el tejido familiar cristiano en nuestra sociedad.

      Próximas Actividades

      Te invitamos a estar atento a nuestras próximas actividades y a participar activamente en esta misión de evangelizar a las familias. Juntos, como comunidad cristiana, podemos ser agentes de cambio en una sociedad que necesita urgentemente redescubrir el valor de la familia como célula fundamental.

      ¡El MFC te espera con los brazos abiertos para construir juntos el Reino de Dios!

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      La importancia de pertenecer al MFC: Un camino de crecimiento para matrimonios y familias

      ¿Qué es el Movimiento Familiar Cristiano?

      El Movimiento Familiar Cristiano (MFC) es mucho más que una organización; es una familia extendida donde matrimonios y familias encuentran un espacio para crecer juntos en fe, amor y compromiso. Fundado con la visión de fortalecer los lazos matrimoniales bajo los valores cristianos, el MFC se ha convertido en un pilar fundamental para miles de familias que buscan vivir plenamente su vocación matrimonial.

      • Formadora de personas
      • Educadora en la fe
      • Promotora del bien común
      • Defensora de la vida

      Un espacio para crecer juntos

      Iniciar el camino matrimonial es como emprender un viaje por territorio desconocido. Aunque emocionante, pueden surgir desafíos que requieren apoyo y orientación. El MFC ofrece precisamente ese respaldo: un lugar donde encontrarás:

      • Matrimonios con experiencia dispuestos a compartir su sabiduría sin juzgar
      • Herramientas prácticas para fortalecer la comunicación y resolver conflictos
      • Amistades auténticas basadas en valores compartidos

      Fortalecimiento de los pilares matrimoniales

      En un mundo donde los valores tradicionales del matrimonio enfrentan constantes desafíos, el MFC proporciona un fundamento sólido. A través de reuniones periódicas, retiros y actividades, los matrimonios participantes fortalecen:

      • La comunicación efectiva
      • El respeto mutuo
      • La espiritualidad compartida
      • El proyecto de vida en común

      Prevención antes que intervención

      Muchos matrimonios buscan ayuda cuando los problemas ya son graves. El MFC ofrece un enfoque preventivo, brindando espacios para dialogar sobre temas fundamentales antes que se conviertan en conflictos. Esta perspectiva proactiva ha salvado innumerables matrimonios de crisis que podrían haberse evitado.

      Redescubrir el carisma que nos une

      Si ya formas parte de esta gran familia, sabes que el MFC tiene un carisma especial que transforma vidas. Este espíritu único se renueva constantemente a través de:

      • El servicio desinteresado a otras familias
      • El testimonio coherente de vida
      • La formación continua en valores
      • La vivencia comunitaria de la fe

      Profundizando en nuestra misión

      El MFC no es solo para recibir sino también para dar. Cada matrimonio que ha experimentado la transformación está llamado a convertirse en agente de cambio para otras familias. Esta misión se vive de diversas maneras:

      • Acompañando a matrimonios, familias y jóvenes
      • Participando activamente en los equipos de servicio
      • Llevando el mensaje del MFC a nuevos entornos
      • Siendo testimonio vivo de los valores familiares cristianos

      Un camino de santidad matrimonial

      Lo que comenzó como un grupo de apoyo puede convertirse en un auténtico camino de santidad para los matrimonios. El MFC nos recuerda constantemente que el amor conyugal es reflejo del amor divino, y que cada pequeño acto de entrega en la vida familiar tiene un valor eterno.

      Beneficios concretos de pertenecer al MFC

      • Vida de equipo
      • Hospitalidad
      • Estudio
      • Vida de oración
      • Uso cristiano de los bienes materiales
      • Compromiso de servicio

      ¿Cómo dar el primer paso?

      Serán miembros del MFC, los fieles católicos de buena voluntad que acepten su objetivo, con la responsabilidad que esto implica. Sus integrantes podrán ser:

      1. Los matrimonios unidos en vínculo sacramental.
      2. Los jóvenes.

      Si estás considerando unirte al MFC, el proceso es sencillo:

      Contacta al equipo coordinador de tu parroquia o diócesis

      1. Asiste a una reunión informativa
      2. Participa en el proceso de integración que inicia con un retiro
      3. Únete a un equipo de matrimonios para reuniones periódicas

      Recuerda que el MFC está abierto a matrimonios sacramentados en diferentes etapas y circunstancias, siempre con un espíritu de acogida y acompañamiento fraterno.

      Un movimiento que transforma vidas

      El Movimiento Familiar Cristiano no es simplemente una actividad más en nuestra agenda. Es una experiencia transformadora que toca todas las dimensiones de la vida matrimonial y familiar. Es un espacio donde las parejas descubren juntas el proyecto de Dios para su matrimonio y encuentran las herramientas para hacerlo realidad.

      Ya sea que estés iniciando tu camino matrimonial o lleves años de experiencia, el MFC tiene algo valioso que ofrecerte. Es una inversión en lo más importante: tu familia. Es un regalo que seguirá dando frutos a través de las generaciones.

      Como dijo San Juan Pablo II, “El futuro de la humanidad se fragua en la familia”. En el MFC encontrarás el apoyo necesario para forjar ese futuro con esperanza, amor y compromiso.

      ¿Te animas a descubrir todo lo que el MFC puede aportar a tu matrimonio? La puerta está abierta y una comunidad te espera con los brazos abiertos.

      MFC Campo 9

      Un fin de semana lleno de vida en el MFC Paraguay

      Este fin de semana, nuestro Movimiento Familiar Cristiano vivió momentos de intensa actividad y bendición en diversas partes del país. Con alegría compartimos todo lo que Dios ha obrado en nuestras comunidades:

      Curso de SUSUSU

      El sábado 26 y domingo 27 de abril, se llevaron a cabo los cursos de SUSUSU en diferentes puntos del país:

      • En la Arquidiócesis, el sábado 26/04/25.
      • El domingo 27/04/25, la formación continuó en Yaguarón y en Curuguaty.

      Visita Pastoral Juvenil en Yaguarón

      El sábado 26 de abril, se llevó a cabo una visita pastoral juvenil a la ciudad de Yaguarón, donde los jóvenes del MFC compartieron momentos de oración, formación y misión. Fue una jornada de renovación espiritual y de fortalecimiento de la fe de nuestros jóvenes.

      Retiro de Kerygma en la diócesis de Coronel Oviedo, Ciudad del Este y San Lorenzo

      Durante el sábado 26 y el domingo 27 de abril, miembros del MFC participaron de retiros de Kerygma en las diócesis de Coronel Oviedo, Ciudad del Este y San Lorenzo. En estos encuentros, experimentaron un nuevo anuncio del amor de Dios, renovando su compromiso de ser discípulos y misioneros en sus comunidades y familias.

      ¡Damos gracias a Dios por cada encuentro, cada palabra sembrada y cada corazón renovado!
      Seguimos caminando juntos, con la fuerza del Espíritu Santo, hacia una Iglesia viva y en salida.