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Un fin de semana de gracia: El MFC Paraguay vibra con fe, servicio y comunidad

El último fin de semana de septiembre ha sido un verdadero Pentecostés para nuestro Movimiento Familiar Cristiano en Paraguay. Desde Curuguaty hasta Ciudad del Este, pasando por Coronel Oviedo y el corazón de nuestras bases, el Espíritu Santo ha soplado con fuerza, renovando corazones, fortaleciendo matrimonios y encendiendo la llama de la fe en nuestros jóvenes. Con el corazón rebosante de gratitud, compartimos un resumen de las bendiciones que Dios derramó sobre nuestra gran familia MFC.

¡Jóvenes en Fuego! La Campa Zonal Curuguaty 2025 Desborda Alegría

¡Curuguaty ardió de fe y aventura! Del 26 al 28 de septiembre, la juventud del MFC se reunió para la esperada Campa Zonal Curuguaty 2025. Fueron tres días épicos donde la rutina quedó atrás para dar paso a una conexión real con Dios y con los hermanos. Entre charlas que desafiaron a vivir una fe auténtica y sin filtros, juegos que desataron risas y compañerismo, y noches de música que encendieron el espíritu de comunidad, cada momento fue una experiencia transformadora.

Extendemos un inmenso agradecimiento a cada joven que respondió “sí” a esta llamada. Regresan a sus hogares no solo con nuevas amistades, sino con la mochila cargada de herramientas para el discipulado y una alegría contagiosa. ¡La juventud del MFC está más viva que nunca! Nuestra gratitud también para los Tíos y jóvenes servidores, cuyo tiempo, amor y alegría donados generosamente son la prueba viva del amor de Dios.

Fortaleciendo el Amor desde la Raíz: Encuentro Conyugales en el Este y el Corazón del País

El amor matrimonial, pilar de la familia y de nuestra sociedad, fue el gran protagonista en varias diócesis, demostrando que invertir en la relación de pareja es el mejor regalo para el hogar.

En la Diócesis de Ciudad del Este, se llevó a cabo con enorme éxito el Encuentro Conyugal N° 56 de Matrimonio Joven. Nuestra querida Base San Lucas fue una anfitriona de lujo, recibiendo con los brazos abiertos a las bases hermanas Espíritu Santo y Cristo Rey.

Mientras tanto, la Diócesis de Coronel Oviedo vivió una doble jornada de bendición. Por un lado, la Casa de Retiro de los Frailes Franciscanos fue sede del Segundo Momento del Encuentro de Matrimonios Jóvenes, un fin de semana transformador. Simultáneamente, la Casa de Retiro Santa María de los Ángeles acogió a los matrimonios jóvenes de las Bases San Lorenzo, Inmaculada Concepción y Campo 9 en un inolvidable Encuentro Conyugal.

En cada uno de estos encuentros, queremos destacar dos pilares fundamentales: los matrimonios participantes, por su valiente decisión de fortalecer su amor; y los matrimonios servidores. A estos últimos, ¡gracias! Su entrega heroica, dejando sus quehaceres e incluso a sus propios hijos por unos días para servir a otras parejas, es un testimonio conmovedor que edifica y sostiene a todo nuestro Movimiento.

Profundizando en la Fe y el Compromiso

El crecimiento espiritual es el motor que nos impulsa. Este fin de semana, varias bases se dedicaron a la formación y a la consolidación de su camino en el MFC.

En el Tinglado de las Hermanas Mercedarias, las Bases Candelaria I, Virgen de Fátima y la Base en Formación Inmaculada Concepción de Thompson participaron del Curso de Espiritualidad – Liturgia Eucarística. Fue una jornada de profundo aprendizaje para vivir con mayor conciencia el misterio central de nuestra fe.

En Villeta, la Base Parroquial San Pedro Apóstol vivió un tiempo de renovación intensa durante su Retiro Kerigmático en la Casa de Retiro “La Barca”, reafirmando el primer anuncio del amor de Dios en sus vidas.

Finalmente, con gran solemnidad, celebramos el Juramento de Membresía de siete matrimonios, quienes ahora son miembros plenos y activos del MFC Paraguay. Acompañados por el Diácono Alberto Arguello y representantes de la Diócesis de San Lorenzo, este acto simboliza un compromiso activo para ser agentes de cambio en su comunidad. Agradecemos al Departamento de Seguimiento por su invaluable servicio para hacer posible este paso fundamental.

Una Familia en Marcha

Cada curso, cada retiro, cada campamento y cada encuentro es una prueba de que el Movimiento Familiar Cristiano es una familia viva, dinámica y en constante camino hacia el Señor. Estos eventos no son fines en sí mismos, sino puntos de partida que nos impulsan a llevar la luz de Cristo a nuestros hogares y comunidades. Agradecemos a Dios por su infinita generosidad y a cada persona que, desde su lugar, hizo posible este fin de semana de gracia. ¡Sigamos caminando juntos, construyendo el Reino de Dios desde el hogar!

“Y todo lo que hagáis, de palabra o de obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.” (Colosenses 3, 17)

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Un Fin de Semana de Amor y Servicio: El Corazón del MFC Paraguay en Acción

Cuando el amor se pone en acción, se convierte en servicio. Y cuando el servicio se vive en familia, se transforma en un testimonio vivo de la fe. Este fue el espíritu que se respiró en el Movimiento Familiar Cristiano Paraguay el pasado fin de semana del 20 y 21 de septiembre, una fecha que quedará grabada en el corazón de muchos matrimonios y familias que participaron en distintas actividades de formación, encuentro y servicio en diferentes puntos de nuestro país.

Desde el fortalecimiento de la unión conyugal en Villeta hasta el trabajo silencioso y visionario en Ciudad del Este, cada evento fue un claro reflejo del carisma y la misión que nos convoca: ser instrumentos de Dios para edificar familias santas. Con el corazón lleno de gratitud, queremos compartirles la alegría de lo vivido y el profundo valor de la entrega de cada matrimonio, ya sea participando o sirviendo, en esta hermosa misión.

Fortaleciendo la Unión Joven: Un Segundo Momento de Gracia en Villeta

El amor, como la fe, necesita ser cultivado y nutrido constantemente. Con esta convicción, la Casa de Retiro San Gaspar-La Barca en Villeta se convirtió en un verdadero santuario para el Segundo Momento de Matrimonio Joven, que reunió a bases tan dinámicas como la de San Antonio de Padua y San Lorenzo. Fue una experiencia inolvidable, una pausa en la rutina para que los jóvenes matrimonios tuvieran la oportunidad de invertir en lo más preciado: su relación.

Ver a estas parejas dedicando su tiempo para crecer en la fe y fortalecer los cimientos de su hogar fue un espectáculo de esperanza. Era palpable la alegría, la ilusión y el deseo sincero de construir un matrimonio sólido, con Cristo en el centro. Este tipo de encuentros no son solo eventos; son momentos de gracia en los que el Señor se hace presente de una manera especial, renovando los corazones y los votos matrimoniales de una forma silenciosa, pero poderosa.

Pero la belleza de este encuentro se magnificó por el generoso testimonio de los matrimonios servidores. Ellos, con un desprendimiento que conmueve, dejaron sus hogares, a sus hijos y responsabilidades personales para entregarse por completo a sus hermanos. Su servicio fue un reflejo del amor de Cristo, un amor que no se encierra, sino que se derrama. En cada detalle, en cada gesto de acogida, en cada palabra de aliento, se podía ver el rostro de Jesús. Nos enseñan que el servicio no es una carga, sino un privilegio y el camino más directo para encontrar la verdadera felicidad y construir el Reino de Dios en la tierra, empezando por nuestras propias familias.

Es un recordatorio de la Palabra de Dios: “Porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10, 45). La entrega desinteresada no solo beneficia a quienes la reciben, sino que transforma a quienes la dan. Es en el acto de servir donde se purifica el corazón y se encuentra el verdadero sentido de la vocación cristiana.

Construyendo Juntos un Legado de Servicio en Ciudad del Este

Mientras el amor conyugal se fortalecía en Villeta, en el otro extremo del país, en la Casa de Retiro Padre Pedro Richards de la Diócesis de Ciudad del Este, un grupo de matrimonios servidores estaba dedicado a una labor de vital importancia para el futuro del MFC. La Comisión de Estudio de Manuales de Procedimiento de los Departamentos y la Escuela del MFC Paraguay se reunió para un encuentro de trabajo que, en realidad, fue un verdadero encuentro de amor y dedicación.

A primera vista, podría parecer una tarea árida y burocrática, pero para estos matrimonios, era un acto de profundo servicio. Están construyendo algo más que manuales; están edificando un legado de claridad, eficiencia y unidad que beneficiará a todas las futuras generaciones de nuestro Movimiento. Su labor incansable no solo busca optimizar nuestra misión, sino que también garantiza que la entrega de cada matrimonio servidor sea más fructífera y ordenada.

Esta es la belleza del servicio en el MFC: cada tarea, por pequeña o técnica que parezca, está llena de significado. Es la entrega de tiempo, de experiencia y de corazón para edificar la casa común, para que la labor de todos sea más fácil y efectiva. Es un testimonio de lo que significa vivir la fe en comunidad, poniendo cada don y cada talento al servicio de los demás. Con su generosidad, estos matrimonios se han convertido en el motor que impulsa al MFC, con un espíritu de entrega total que refleja la multiforme gracia de Dios.

Como nos recuerda la Escritura: “Cada uno ponga al servicio de los demás el don que ha recibido, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 Pedro 4, 10). Agradecemos a cada miembro de esta comisión por su generosidad, que es un verdadero testimonio del amor por nuestro Movimiento y un faro para las familias paraguayas.

Un Reencuentro Profundo: Renovando la Promesa en San Antonio de Padua

El fin de semana de la gracia no estaría completo sin el emotivo Reencuentro Profundo que vivió la Base San Antonio de Padua en la misma Casa de Retiro San Gaspar. Once matrimonios en total, diez de Matrimonio Tradicional y uno de Matrimonio Joven, se dieron cita para renovar sus promesas, fortalecer sus lazos de amor y, sobre todo, reafirmar su compromiso con el Señor.

Fue un tiempo de gracia, un espacio para reconectar con lo esencial, para recordar que el amor conyugal es un reflejo del amor de Dios y que el sacramento del matrimonio es un camino de santidad. La atmósfera estaba cargada de bendición, de testimonios de vida y de un profundo deseo de seguir creciendo juntos, tanto en pareja como en comunidad.

Queremos extender nuestra más profunda gratitud a cada uno de los matrimonios que asistieron. Su presencia y apertura de corazón hicieron posible este tiempo de gracia. Y, de manera muy especial, honramos a los matrimonios servidores. Ustedes, que con generosidad inmensa dejaron sus hogares y sacrificaron su tiempo de descanso para entregarse a sus hermanos, son un testimonio vivo del amor de Cristo.

“Que cada uno ponga al servicio de los demás el don que ha recibido, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.” 1 Pedro 4, 10

La cita de 1 Pedro 4, 10 resuena fuertemente en este contexto, ya que nos invita a reconocer que cada uno de nosotros ha recibido un don de Dios, y que el propósito de ese don es servir a los demás. El servicio desinteresado de estos matrimonios es un reflejo de esa gracia divina, un ejemplo de cómo la entrega nos acerca más a Dios y a nuestros hermanos, y de cómo el MFC es, en realidad, una gran familia construida sobre los cimientos de la fe, el servicio y el amor mutuo.

Continuemos Caminando Juntos

Este fin de semana ha sido un claro recordatorio de que el Movimiento Familiar Cristiano no es una simple organización, sino una comunidad viva y vibrante, unida por el propósito común de edificar matrimonios y familias fuertes en la fe. Cada encuentro, cada taller, cada reunión de servicio, es un ladrillo más en la construcción de este legado de amor y entrega.

Agradecemos a todos los matrimonios, tanto a los que participaron como a los que sirvieron, por su entrega total y por su amor. Sigamos caminando juntos en esta hermosa misión, porque es en el servicio a los demás donde encontramos la verdadera felicidad y el cumplimiento de nuestra vocación.

“Y no se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque esos son los sacrificios que agradan a Dios” (Hebreos 13, 16).

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Juntos en el Amor de Dios: El Corazón de la Comunidad de Matrimonios del MFC

En un mundo que a menudo nos invita al individualismo y al aislamiento, ¿qué significa realmente vivir en comunidad? Para los matrimonios y las familias del Movimiento Familiar Cristiano (MFC), la respuesta se encuentra en nuestras Comunidades Familiares de Base. Más que un grupo de personas que se reúne, una comunidad es un reflejo del amor de Dios, un lugar donde la fe se vive, la vida se comparte y el servicio se convierte en un camino de santidad.

Mucho más que reuniones: Una Comunidad de Vida

Nuestra Comunidad Familiar de Base es, ante todo, un espacio de fe y oración. Es donde nos encontramos para reflexionar sobre la Palabra, fortalecer nuestra vida espiritual y rezar unos por otros. Pero no nos detenemos ahí. Como nos dice la Palabra, una fe sin obras está muerta, y en el MFC, la fe nos impulsa a vivir en una comunidad de vida.

Vivir en comunidad no es solo estar juntos; es querernos de verdad. Es esforzarnos por conocer a cada miembro, con sus virtudes y sus fragilidades. Es amar de tal manera que, sin importar lo que pase, el lazo de la caridad nos mantenga unidos. Así como los primeros cristianos, que asombraban a todos, seamos también un testimonio para los que nos rodean.

Servir con Amor: El camino hacia la verdadera comunidad

Para poder compartir la vida de verdad, es necesario abrir el corazón, dejando fuera la maldad y la discordia. Esto implica estar dispuestos a compartir ideas, a dialogar sobre nuestras diferencias con respeto y a realizar la corrección fraterna desde la caridad. Compartir la vida es abrirnos a la reconciliación después de un desencuentro, es poner en común lo que somos y lo que tenemos, sin miedo a mostrarnos vulnerables.

Cuando nos atrevemos a compartir nuestros sentimientos, nuestras alegrías y tristezas, nuestros proyectos y nuestras dudas, construimos una verdadera solidaridad. Es un camino para superar el individualismo, ese “sálvese quien pueda” que el mundo nos ofrece, y construir juntos el Reino de Dios. Servir con amor en la comunidad no es una carga, sino una vocación que nos transforma y nos acerca más a Cristo. Es en el servicio humilde y desinteresado donde encontramos la verdadera felicidad.

Dios nos llama a servir:

  • Gálatas 5, 13 “Hermanos, ustedes han sido llamados a la libertad. Pero no usen esta libertad como pretexto para la carne; al contrario, sírvanse los unos a los otros por medio del amor.”
  • 1 Pedro 4, 10 “Que cada uno ponga al servicio de los demás el don que ha recibido, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.”
  • Filipenses 2, 3-4 “Nada hagan por rivalidad ni por vanagloria, sino con humildad, considerando a los demás como superiores a ustedes mismos. No busquen solamente su propio interés, sino también el de los demás.”

Construyendo el Reino de Dios

Aunque el camino de las Comunidades Familiares de Base puede tener sus desafíos, cada paso que damos es un testimonio vivo. Nos convertimos en un nuevo rostro de la Iglesia, una Iglesia que se hace presente en la vida cotidiana de las familias. Este modelo de vida nos impulsa a ir más allá de nuestras comunidades para transformar la sociedad.

Vivir la justicia, el amor y la solidaridad en acciones concretas no es un ideal lejano, sino una realidad que se construye día a día en cada hogar del MFC. Cada encuentro, cada retiro y cada servicio es una acción que colabora en la edificación del Reino. Sigamos construyendo juntos, con esperanza y el corazón puesto en Dios, una sociedad más justa y más humana.

Conclusión

El camino de nuestra Comunidad Familiar de Base es un llamado a la santidad a través de la vida compartida y el servicio. Al abrirnos unos a otros con amor y humildad, superamos el individualismo y nos convertimos en un testimonio de la presencia de Cristo en el mundo. Sigamos sirviéndonos mutuamente con alegría, sabiendo que en cada acto de amor, construimos el Reino de Dios en nuestros hogares y en nuestra querida patria, Paraguay.

“Porque el Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud.” (Marcos 10:45)

SUSUSU 6.3.3.

Caacupe Caminata 2025

Caminata por la Familia del MFC en Caacupé 2025: Una Peregrinación Jubilar

El Movimiento Familiar Cristiano (MFC) invita a todas las familias a participar de la Caminata por la Familia, que se realizará el 5 de octubre de 2025 en Caacupé, celebrando el Día Latinoamericano del MFC. Este año, la caminata será una peregrinación jubilar, ofreciendo a los participantes la oportunidad de ganar indulgencia plenaria.

Inicio de la Peregrinación: Concentración en Tupasy Ycuá

La jornada comenzará a las 5:45 a.m. en Tupasy Ycuá, donde los participantes se reunirán antes de partir hacia la Basílica de Caacupé. La Sagrada Familia será llevada en una camioneta con altavoces, acompañando a las familias durante el recorrido, mientras todos los participantes visten remeras blancas como señal de unidad.

Culminación con la Santa Misa

La caminata terminará con la Santa Misa a las 7:00 a.m. en la Basílica de Caacupé, donde los fieles renovarán su compromiso de vivir la fe cristiana en sus hogares y comunidades.

Peregrinación Jubilar: Ganá Indulgencia Plenaria

Al participar de esta caminata jubilar, los fieles podrán obtener la indulgencia plenaria, cumpliendo con las siguientes condiciones:

  1. Confesión sacramental previa o posterior a la peregrinación.
  2. Comunión eucarística durante la Santa Misa.
  3. Oración por las intenciones del Papa.
  4. Participar con corazón libre de apego al pecado y en espíritu de oración y penitencia.

La indulgencia plenaria implica el perdón total de las penas temporales por los pecados, fortaleciendo la vida espiritual de las familias y la comunidad.

Preparativos Finales y Otras Diócesis

El Equipo Nacional del MFC y el Departamento de Espiritualidad (DEESPEN) ya visitaron Caacupé para ultimar detalles y garantizar que la caminata sea segura, organizada y espiritualmente enriquecedora.

Además, la Caminata por la Familia se realizará también en otras diócesis, cuyos detalles iremos comunicando próximamente. Esto permitirá que más familias puedan unirse a esta celebración de fe y unidad.

¡No te pierdas esta oportunidad única de caminar en familia, participar de la fe y recibir las bendiciones de una peregrinación jubilar!

Famila Seleccion

La Selección que jugamos en familia

Hoy todo Paraguay late al ritmo del fútbol. La Albirroja salta a la cancha y millones de corazones se unen para alentarla. En cada hogar, en cada rincón del país, se vive la pasión y la esperanza de ver a nuestra selección lograr la ansiada clasificación al Mundial. La emoción se respira en las calles, en las plazas, en los colegios y en las familias que se preparan para vivir este momento histórico.

Pero, si lo pensamos bien, la vida familiar también es como un gran partido: cada día nos toca salir a la cancha de la vida y jugar en equipo. El matrimonio es la dupla titular, los hijos son jugadores que crecen y aprenden, y Dios es siempre nuestro Director Técnico, el que guía la estrategia, nos marca el camino y nos recuerda el verdadero sentido del juego.

En el fútbol, un equipo no puede depender de un solo jugador: todos cumplen un rol importante, desde el arquero hasta el delantero. En la familia pasa lo mismo. Cada uno tiene un papel irremplazable. El papá y la mamá lideran, los hijos colaboran, los abuelos alientan desde las tribunas de la experiencia. Y cuando todos cumplen su misión, la familia brilla como un verdadero equipo ganador.

La disciplina, el esfuerzo y la perseverancia son valores que la Selección paraguaya lleva en la sangre, y que también son esenciales en la vida familiar. No hay victorias fáciles: detrás de cada triunfo hay sacrificio, compromiso y entrenamiento constante. En el hogar sucede lo mismo: construir una familia unida requiere paciencia, diálogo, perdón, oración y, sobre todo, amor.

En un partido, cuando un jugador se cae, el equipo entero lo levanta. Cuando falta motivación, la hinchada anima con más fuerza. En la familia también necesitamos eso: acompañarnos en los momentos difíciles, sostenernos en la fe y alentarnos mutuamente para seguir adelante. Así como los futbolistas sienten el calor de la tribuna, los hijos y los matrimonios necesitan sentir el aliento de sus seres queridos para crecer con seguridad y esperanza.

Si hoy celebramos la clasificación de Paraguay al Mundial, recordemos que también podemos celebrar victorias cotidianas en nuestra vida familiar. Cada reconciliación después de una discusión, cada momento de oración en conjunto, cada mesa compartida, cada gesto de perdón o servicio, es un verdadero “gol” que fortalece la unidad del hogar.

Y así como los equipos nacionales se preparan durante años para un torneo internacional, en la familia también debemos entrenarnos para la vida. Los pequeños hábitos diarios —como escuchar con paciencia, rezar juntos o compartir responsabilidades— son los entrenamientos que nos permiten enfrentar los desafíos más grandes.

El Mundial nos entusiasma porque nos recuerda que los sueños son posibles cuando se juega con entrega y unidad. Pero la mayor copa que podemos alcanzar no está en una vitrina de trofeos, sino en el corazón de cada familia que vive unida en Cristo. Esa es la victoria que permanece para siempre.

Hoy alentamos con orgullo a nuestra Albirroja, pero al mismo tiempo recordamos que cada día jugamos otro partido mucho más importante: el de la unidad familiar. Que nuestro grito de aliento sea también una oración para que, como país y como familias, aprendamos siempre a jugar en equipo.

¡Vamos Paraguay! ¡Y vamos familias, que la vida también se gana en equipo!